Que interesante capítulo. La verdad, se me hacen un poco densos los libros sobre neurociencia pero este ha sido muy fácil de leer e invita mucho a la reflexión.
Algunas de las afirmaciones que más han llamado la atención han sido las siguientes:
– No existe un cerebro estándar.
– El incremento de las enfermedades psiquiátricas en los último 60 años (acentuadas también por la pandemia).
– El peso de la infuencia del período social e histórico en la consideración de determinadas enfermedades mentales.
– La posibilidad de modificar el cerebro a través de la construcción de nichos (y sus diferentes ramas).
– La importancia de la construcción de nichos.
-Se ha de poner la mirada en las diferencias, no en las limitaciones.
He sentido una especial emoción al leer este capítulo, de echo me ha despertado la curiosidad de seguir leyendo. Con qué sabiduría narra y te hace cambiar el prisma, me ha hecho cambiar mi visión de entender las cosas con respecto a la diversidad que nos envuelve. La idea que el cerebro es como un ecosistema, la creación de nichos y los principios que ha descrito deben formar parte de los principios pedagógicos en las escuelas y la sociedad.
Personalmente, nunca había sido consciente de que el funcionamiento del cerebro es único y diferente en cada uno de nosotros, y que esto influye en nuestra forma de ser y comportamientos. Creo que me ha ido muy bien conocer el concepto de neurodiversidad (y todo lo que implica) para hacer un cambio de mirada. Además, me he dado cuenta de que todos los prejuicios y las etiquetas son resultado de las demandas sociales y los comportamientos socialmente correctos.
Estoy totalmente de acuerdo en que es súper importante este tema. Cada vez nos encontramos con más diversidad en las aulas, y nos encontramos muchas de nosotras, con falta de formación para ayudar a los peques que tanto nos necesitan. Veo que es tan necesaria una formación sólo en diversidad, que seguro que nos favorecería a todxs lxs educadorxs y a nuestros pequeños alumnos.
Totalmente de acuerdo en que la lectura de este libro debería de darse entre todo el profesorado.
Dentro del mundo educativo se extiende el término de las inteligencias múltiples pero creo que la práctica a veces es errónea ya que se intenta transmitir el mismo conocimiento (las habilidades académicas que se priorizan son las matemáticas y la lengua) des de diferentes metodologías, sin embargo no se potencian las habilidades personales de cada alumno. La lectura de este libro quizás ayudaría a ver la importancia de las diferentes capacidades de cada uno.
Encuentro el capítulo bastante interesante y considero que la neurodiversidad es enriquecedora. El problema es que dentro de esa neurodiversidad hay casos que son muy díficiles de encontrarle ese “nicho” que necesitan. Por ejemplo: en mi clase hay un niño que está todo el tiempo tirando todo lo que encuentra. Hay algo que le llame la atención y después de explorarlo un poco ya lo rompe.
Nos encontramos con poca formación para trabajar con niños destructivos en el aula.
El principal problema como educadora al que me expongo es que no siento que tenga una formación suficiente para tratar con niños neurodiversos. No se nos da la formación necesaria por lo que esos niños no tienen la atención especializada e individualizada que necesitan y merecen. Creo que se le debería dar más importancia cuando estamos estudiando, a parte de hacer cursos complementarios que nos ayuden a entender y tratar a estos peques (esto ya es cosa de cada uno/a). En mi caso, suelo sentir muchísima conexión con los niños neurodiversos y eso me hace tener mucha curiosidad por entenderlos mejor y me animan a querer formarme más.
Un capítulo muy interesante que narra muy bien unos problemas que tienen las personas con capacidades especiales para entrar dentro de un sistema que juega una muy mala pasada por globalizar que todo el mundo entra dentro de unos cánones educativos establecidos. Y si no entras pues te tienes que espabilar, es muy triste que una persona con capacidades especiales no pueda tener acceso a una educación digna como la que se merecen todo y cada uno de nuestros niños.
Creo firmemente que no se les puede pedir el mismo ritmo a todos los niños, de hecho a ninguno por igual al otro. Cada uno tiene una manera de aprender diferente que el de su lado. Y desde que era alumna me ha dado mucha tristeza ver a niños que “no rinden igual” que el resto ponerles o una persona de ayuda o decirles en la cara que no vas a llegar a nada en la vida por que eres así o asa .
El sistema educativo para ir bien se debería cambiar de arriba a bajo para estar en una educación más inclusiva y menos excluyente.
Creo que es muy importante este tema, y además nos forman poco… con la diversidad con la que nos encontramos año tras año en las aulas, creo que una formación dedicada más a este aspecto nos iría muy bien.
Resultan muy interesantes todos los aspectos abordados en el capítulo I de este libro. Sin embargo, destaco lo que para mí es la idea principal del mismo: la necesidad de centrarnos en lo positivo, y no en lo negativo. De esta forma, podremos considerar la diversidad como un elemento enriquecedor y potenciar el desarrollo de capacidades, en lugar de considerarla como un obstáculo.
Estoy totalmente de acuerdo en que hemos avanzado mucho en cuanto a conocimiento del cerebro humano, pero bien es cierto que seguimos cometiendo el error de constantemente buscar “trastornos” en el alumnado en lugar de enriquecernos de tal diversidad.
Desde mi punto de vista creo que nuestra intención buscando esos “trastornos” es la de poder actuar en consecuencia. Es decir, sabiendo que, por ejemplo, un niño es autista, no es que le pongamos esa etiqueta y ya está, sino que sabiéndolo quizá podemos darle una atención más individualizada de lo que podría por ejemplo necesitar un niño neurotípico.
Me ha parecido muy interesante, y creo que abre cientos de posibilidades de aplicaciones a nivel educativo. En mi caso, durante la investigación que llevé a cabo para mi tesis doctoral, me centré en analizar a las personas sordas hablantes en lengua de signos para estudiar si el manejo de este tipo de lenguaje generaba algún cambio en el modo de comprender el arte (lenguaje visual frente a lenguaje oral/escrito). Los resultados fueron fascinantes ya que efectivamente, el hiperdesarrollo de la visión que ellos tienen es adoptado por los intérpretes de lengua de signos que también utilizan dicho lenguaje, en comparación con quienes no lo manejan.
Todo ello me ha vuelto a la mente tras leer el capítulo ya que, creo que perdemos muchas cosas en la etiquetación negativa de las diferentes capacidades en lugar de utilizar las potencialidades y aspectos más desarrollados en cada uno de nosotros. Es tan fácilmente quedarse con lo malo y obviar lo oculto….
Gracias por el descubrimiento de esta lectura. Me ha dado mucho en qué pensar…
Qué gráfica la asimilación del cerebro con la selva tropical.
Según leo el Principio 2, me viene a la cabeza que si asumimos ese espectro continuo de competencias, tal vez no fuera necesario definir las neurodiversidades explícitamente, que todas de alguna forma, somos neurodiversas. Aunque entiendo el contexto en el que surge la denominación, y me parece profundamente alentador y revelador verlo como capacitaciones, más allá de las dificultades.
Qué importante es conocernos; y poder VER a nuestras criaturas, sin prejuicios, sin miedos y dejándoles ser (sin anelar la “normalidad”).
la lectura del capitulo me ha aportado mucho, me conecto con la idea del cerebro como un ecosistema, en esa misma medida el pensamiento como un entorno vivo aunque algunas veces nos hacen pensar como maquinas, dibujo muchas imágenes en mi mente mientras leo y entiendo mucho mas estas divergencias y otras posibilidades de ser en el mundo, comparto el siguiente link que resume o representa lo que recibo de esta lectura, que a su vez me inspira a ilustrar mucho más
Este tema me genera interés, tuve la posibilidad de dictar talleres de expresión plástica y lino-grabado a un grupo de chic@s, con capacidades diversas en su mayoría TEA pero con capacidades comunicativas fluidas, y yo sin tener el conocimiento pleno de como manejar el grupo, lo que nos conecto de entrada fue reconocernos como iguales, reconociendo las potencias, ritmos y particularidades, fueron 2 años valiosos donde construimos lazos en medio de la tinta y el hacer compartiendo ideas y el placer de crear, me han enseñado ,as de lo que puede haberles compartido.
me parece importante contar con estas herramientas y comprensiones, así se agudiza nuestra mirada como educador@s y se busca proponer entornos que promuevan interacciones valiosas para tod@s
Siempre he considerado que la escuela era el microsistema donde el individuo se siente aceptado y el que se potencia lo mejor de cada uno. La diversidad es lo que nos hace crecer como sociedad. Nadie se queda atrás ni aislado. Todos aportan y todos son esenciales.
Me gusta lo que nos plantea el autor en su libro y apunto el título como ‘lecturas pendientes’. Creo que precisamente, las personas ‘neurodiversas’ son las que crean, inventan y transforman lo que luego el resto vamos a utilizar. Sin ellas, no tendría sentido alguno la vida. Es necesario que, como educadores (en mi caso), enseñemos a los niños a frenar el uso de etiquetas a los individuos ‘diferentes’ a la norma general. Queda mucho trabajo por hacer al respecto.
La neurodiversidad siempre ha existido y de hecho pienso que la mayoría de las invenciones y descubrimientos han venido de mano de las personas marcadamente neurodiversas. Es trabajo de todos los que nos dedicamos a la educación que transformemos la escuela y eliminemos la estigmatización actual de la diferencia. Fundamental que lo hagamos todos.
Definitivamente es un texto que ofrece otra visión de lo que podría considerarse problemático. Trabajo en un programa que busca acercar las artes y la primera infancia, y en este programa es un reto constante saber de que manera se diseñan experiencias para todos, que permitan incluir todo tipo de cerebros y de intereses. No es sencillo, ni siquiera porque exista una resistencia de parte de los artistas creadores, en ocasiones la resistencia surge de las maestras y de las etiquetas que otorgan los diagnósticos. Hay un temor general, una definición para cada uno de estos diagnósticos, que hace que existan prevenciones y estigmatizaciones. Por tanto considero que el término Neurodiversidad alude por sí mismo a la inclusión pero desde la comprensión y reconocimiento de las capacidades más que las dificultades. Considero pertinente extender esta noción en los contextos educativos, pues siento que eso contribuiría a reducir el temor y permitiría reconocer más a los individuos que no a los diagnósticos. Hay un libro bellísimo que ilustra una historia de un personaje inquieto y curioso, que creo viene bien a los niños pero sobre todo a los adultos, se llama Topito Terremoto de Ana Llenas
Sí, creo que es labor de tod@s l@s que trabajamos en el ámbito educativo el contribuir a transformar y superar la estigmatización actual de la diferencia. Para para poder acompañar la diversidad sin embargo hace falta una transformación profunda de los ambientes educativos basados en la conformidad. Este es el trabajo de base del proyecto Createctura.
Muy interesante Irene, intentaré leer el libro completo. Es un tema muy complejo y el libro en sí es un desafío. Creo que incluso evitando la idea de romantizar las enfermedades mentales (tal y como dice en los últimos párrafos), el autor propone un desafío “bonito”. Empezar a ver lo positivo, o lo que nos hace brillar más que lo que nos separa o nos limita. Esa actitud podría ser llevada perfectamente a la educación.
No obstante, y aunque creo que un sistema de educación complejo, en la práctica suele haber muchas deficiencias (del sistema) y te hace plantearte en qué situaciones a los individuos les beneficia o no ciertas actividades conjuntas. La realidad es que los nichos, para serlo de verdad, deberían de responder a todas las necesidades de cada ser.
Buen planteamiento el del autor. La idea que más me hace pensar en cómo planteamos la diversidad es la que sugiere que depende en gran medida del lugar y el momento en el que vivimos. Creo que la construcción social acerca de cómo debemos ser, vivir, estar en sociedad y lo que se considera aceptable o no, nos hace ser más o menos tolerantes entre todos nosotros con nuestras peculiaridades personales.
La idea de los nichos me ha parecido muy reveladora. Al final todos tenemos nuestro lugar en el mundo y hay que dar con él.
Como concluye en el capítulo, no es cuestión de romanticismo con ciertas enfermedades o trastornos, sino de visualizar lo bueno de cada persona y mitigar lo negativo si le hace infeliz. A veces pienso que tratar de adaptar a un individuo para acercarlo a lo más normativo responde a la idea de felicidad de la mayoría y no a las necesidades concretas del mismo.
La psicopatologización de la vida humana y su correspondiente medicalización farmacéutica es uno de los problemas más preocupantes a los que nos enfrentamos como sociedad. Estamos en una rueda peligrosa que marcha a toda velocidad y a la que es necesario ponerle freno. Y otro de los problemas que enfrentamos es el reduccionismo biológico, la concepción del cerebro como un ente con vida propia que sirve de cajón de sastre pseudoexplicativo. En fin, daría para mucho la discusión…
Sí, efectivamente Asur da para mucho la discusión y yo lo que pienso es que es una discusión que tenemos que tener, que nos tenemos que plantear muy seriamente en el mundo educativo y en nuestra sociedad en general.
me ha despertado muchas cuestiones la sección del libro que nos adjuntas,tantas, que sería demasiado largo mi mensaje. En primer lugar no soy pedagoga, así que aprendo de los comentarios de quienes sí lo son. Pero áun no siéndolo tengo una opinión, y mi experiencia vital: creo que, como decía Buda Siddharta Gautama, la verdad suele estar siemmpre en el medio, esto es, que ni los niños con particularidades neurológicas deben ser ignorados , bajo el criterio de normalizar e integrar,, ni tampoco el sistema está preparado para atender tanta diversidad, no hya recursos económicos ,ni quizá voluntad, no lo sé. Yo pertenezco a una generación en la que todo era mejor y peor, me explico: la diversidad de comportamientos no se tipificaba, simplemente se asumía como parte del todo. Lo comento a menudo con padres de alumnos, que antes no había niños con la etiqueta patológica de ” déficit de atención “, simplemente eran niños muy movidos, se decía con cariño : este niño es un trasto. Y de algún modo se asumía la diversidad y no se estigmatizaba . Por otra parte, los que sí tenían problemas más serios, simplemente se les apartaba, o incluso se les escondía, había familias que se avergonzaban, y esto era relamente cruel.HOy en día estamos en el extremo contrario, creo que virando hacia el centro, espero: todo se etiqueta como patológico: el niño muy activo tiene un problema ,y se le lleva a tratamiento, he visto casos de niños que toman ansiolíticos, porque son muy movidos, qué horror (!!). El bebé de dos años que no habla nada, o el de cinco que no escribe también se etiqueta como patológico. He visto los excesos de la estimulación temprana, parece que todo el mundo quería que su bebé fuera un genio con dos años, he visto niños sometidos a una presión insoportable, porque sus padres, en esa obsesión por la estimulación, quieren qe su hijo-a aprenda de todo: idiomas, caballo, musica, pintura, patinaje, baloncesto…. con dudosos resultados. En fin, muchos factores a tener en cuenta y muchos actores. Creo q ue la tendencia ahora es a respetar los tiempos y fases evolutivas naturales de los niños.Esto crea un problema en la escuela,claro y nos lleva a esa escuela compleja , que llamáis,creo. A batallar por tener más recursos,más tiempo. A llamar a las cosas de otro modo. Pero Tampoco caigamos en el eufemismo con la neurodiversidad. Hay trastornos y grados. Afortunadamente en el extracto del libro que nos propones lo aclara, y vuelvo a esa gran verdad de estar en el medio: estimular y potenciar las peculiaridades positivas de estos niños con trastornos , pero tener en cuenta el sufrimiento y las limitaciones que conllevan, así como las limitaciones del sistema, que siempre habrá.
El entorno donde trabajo es muy pequeño y por tanto , llevadero para mí . He tenido casos aislados de niños con retrasos de aprendizaje , de niños con fobias, pero han sido muy pocos, y la verdad es que con cariño y delicadeza he resuelto la papeleta. Tambien es verdad que paso muy poco tiempo con ellos y el tema es muy agradecido, la pintura. Además, me ha encantado ver cómo representan el mundo estos niños con estos trastornos, y en algunos casos ,me ha encantado la libertad y singularidad que manifiestan al expresarse, libertad que han perdido los demás.
Un texto muy inspirador. Cada vez es más necesario centrarnos en las capacidades y potencialidades de cada individuo. Yo diría que la tendencia de centrarse en lo negativo no solo se ha ido observando en la psicologia. Como sociedad somos muy propensos a criticar. Eso se ve reflejado en los comentarios “haters” en las redes sociales, en la política (eso es lo peor!!!) y muchos más contextos.
Me ha encantado el concepto de crear “nichos” para conseguir que el cerebro en su plasticidad cambie y desarrolle las conexiones nuevas en un entorno estimulante para la persona neurodiversa (consciente de que lo que puede ser “estimulante” para una persona no lo es tanto para otra).
El concepto de “neurodiversidad” es importante para evitar a estigmatizarle a alguien poniéndole “etiquetas” lo cual no quiere decir, que siendo diferente no sufre un trastorno, que puede causar mucho dolor. Estoy de acuerdo, que “el término neurodiversidad no es un truco sentimental para ayudar a las personas con enfermedades mentales y sus cuidadores a sentirse mejor acerca de sus trastornos”. Creo, que es una estrategia, que puede ayudar a que el conjunto de la sociedad cambie su manera de ver al otro y que busquemos formas de ayudarnos mutuamente a que cada uno se desarrolle en su “nicho”. La verdad es que las leyes de educación hablan bastante de la importancia de la diversidad en el aula y la adaptacion de la metodología a las necesidades individuales del alumnado. Y bien, crear un entorno protegido y adecuado para cada persona en un aula pequeña lo veo viable, pero es un gran reto hacerlo bien en un grupo de 25 alumnos!
Un artículo muy interesante. Principalmente por esa afirmación, que tan rara nos parece, de que “podemos cambiar el cerebro”. Siempre se nos dice que hay que mejorar, ejercitar y desarrollar nuestras potencialidades. Sin embargo, nos parece sorprendente poder cambiar ciertas partes de nuestro cuerpo, esas que nos hacen ser quienes somos.
Yo descubrí esa posibilidad de adaptación y de cambio del cerebro hace poco, gracias a una buena amiga que resulta ser también mi entrenadora. Ella, nutricionista y psicóloga, lo hace desde el movimiento y la dieta, pero también nos enseña cómo influye en su vida social. Al hilo de lo que se viene comentando en el curso, ella habla de que hay que tratar de encontrar los aspectos positivos de esas situaciones que, aunque no nos resultan del todo agradables, nos llevan a nuestro objetivo. Es decir, no vale de nada quejarse, mejor hacer algo al respecto y, ya que lo haces, buscar el disfrute, aunque solo sea por los resultados que obtienes. (Por supuesto, lo dice mucho mejor y con referencias, pero no me da tiempo a apuntarlas entre series y repeticiones).
Ambas estamos o podríamos estar diagnosticadas de algunas patologías según el famoso DSM, sin embargo, bajo nuestros valores, eso no nos supone un problema ni una discapacidad. Quizá la educación debe adaptar sus valores o dar otra opción a quienes no entramos en lo normativo.
Me encantó el primer capítulo. Yo he sido diagnosticaga don dyslexia hace un año. Actualemnte tengo 33 años y porfin se que es lo que no me permitía encajar en los estadares educativos “regulares”. Pienso que los nichos a los que estuvo expuesta fueron lo que me ayudó a ser la persona que soy hoy. Ha lograr estudiar mi carrera, maestría y amar ser profesora de educación inicial.
Capítulo interesante, aunque no exento de contradiciones dentro del propio escrito. No es un problema de claridad del autor, es un problema de la dificultad de la temática.
Si la neurodiversidad es riqueza, no creo que sea necesario reconducirla hacia la normalidad.
Cuando el fenómeno se estudia desde un contexto en el que la “normalidad” está tan fuertemente definida y delimitada, cualquier intento de defender la pluralidad se hace una tarea compleja.
En cualquier caso, y a pesar de algunos aspectos contradictorios dentro del texto, la lectura es esclarecedora para ayudarnos plantear nuestras propuestas de intervención pedagógica.
Diagnosticar para reconducir a los diferentes es diametralmente opuesto que reconocer las diferencias individuales para ayudar a cada uno en función de sus necesidades y potencialidades. Esa es la ardua tarea que tenemos como educadores. Por eso es una profesión compleja. Actuar como técnicos que administramos y desarrollamos programos estándar para nuestros alumnos es empobrecer una profesión que exige originalidad, creatividad, dedicación, …
Exactamente. Nuestro enfoque está basado en esa idea de acompañar como dices “a cada un@ en función de sus necesidades y potenciales”. Respecto a lo que planteas más arriba en realidad se trata de buscar un equilibrio (siempre complejo) entre cuánto nos adaptamos o pedimos que se adapten a l@s niñ@s y cuánto el ambiente y la sociedad es capaz de adaptarse. Yo trabajo en ambas direcciones. Más que reconducir la neurodiversidad como decías hacia la normalidad, es que existen especificidades o dificultades que requieren de un trabajo particular para generar conductas más adaptadas. La generación de nichos tiene un límite y en el extremo del respeto de la diversidad generar un espacio totalmente protegido también tendría el potencial riesgo de no poder salir de él.
Solo como curiosidad me gustaría compartir una cita. No aporta mucho, pero puede servir a alguien.
ALDECOA, Josefina (1994). Mujeres de negro. Anagrama.Barcelona.
“Porque a la niña que yo era no le gustaba ser diferente. Tenían que pasar muchos años para que yo entendiera el valor de esa diferencia. Entonces sentía, como todos los niños, que mi puesto en el mundo dependía de una afinidad con los valores y tabúes de ese mundo. La singularidad como virtud no existía todavía para mí” (1994: 22)
Sí, es una experiencia que hemos tenido much@s de los que hemos crecido en un entorno uniformizado donde destacábamos como “más diferentes” que el resto. Sin embargo, creo que tiene que ver también con la construcción social que hacemos de la diferencia. Los tiempos están cambiando a ese respecto, aunque todavía queda mucho camino que recorrer.
Me ha parecido una lectura muy, muy interesante. Como maestro en un colegio de minorías, veo una gran relación con la idiosincrasia de nuestro alumnado, (salvando las distancias entre diferentes síndromes o enfermedades mentales, y las diferencias étnicas o culturales).
Vivimos en una sociedad en la que, cualquier comportamiento que se salga de lo que consideramos “normal”, debe ser erradicado, sin tan siquiera ponernos en el lugar de la otra persona, sin intentar comprender el por qué y la necesidad del mismo dentro de su núcleo de convivencia.
Muchas gracias por este descubrimiento
Una lectura muy interesante. Desconocía el término neurodiversidad, pero me parece muy acertado cambiar la perspectiva desde donde se estudia y se trabaja con estas personas. En un ámbito donde también se puede observar estos cambios de nomenclaturas es cuando hablamos de persona con diversidad, en lugar de discapacidad o con antiguamente minusválido (menos válidos). Este cambio, al igual que comenta Amstrong integra a las personas por sus aptitudes positivas, no por lo negativo. Como venimos diciendo, estos cambios de mirada son necesarios para poder avanzar, y es muy bonito darnos cuenta que en realidad todos somos neurodiversos, pero no hemos sido estudiados y tratados. En la diversidad está la riqueza y es algo que vamos comprendiendo poco a poco. Textos como el que nos has compartido son necesarios. Un mundo que acoge la diversidad será un lugar más accesible para todo el mundo. Cuando eliminamos barreras arquitectónicas que dificultan la movilidad de personas que van en silla de rueda, ese espacio es igual de transitable o incluso mejor para las personas que no tienen esa dificultad. Debemos pensar en espacios que acojan al mayor número de capacidades posibles.
“Saber que todos estamos conectados a los demás como ecosistemas significa que hemos de mostrar una mayor tolerancia hacia aquellos cuyos sistemas neurológicos están organizados de una forma diferente a la nuestra”.
Es lo que siempre hemos sentido de forma innata los humanos, a pesar de las religiones o mensajes indirectos de la sociedad que tienden a separarnos, todos hacemos parte de un ecosistema en este planeta. Y por eso creo que es tan importante conectar a nuestros niños con la naturaleza, porque en esos momentos, en esos espacios somos uno y entendemos todo.
Un tema muy interesante que la lectura del capítulo de Armstrong no hace más que abrirme una nueva puerta para seguir leyendo e investigando…
Me parece muy interesante leer en el segundo punto que el apartar a las personas consideradas diferentes de la sociedad va en detrimento a su salud mental me hace pensar en la situación en la que vivimos actualmente… Una sociedad en la que ya no se dan abrazos ni besos ni apretones de manos… una sociedad que tiende a la desmembración de las comunidades y al alejamiento de los amigos y familiares. Una sociedad que nos conduce a vivir en constante alerta, miedo y desconfianza en la que nos convertimos en policías que señalan con el dedo a aquellos que se cuestionan las normas impuestas por los de arriba…
Aconsejo leer el cuento infantil titulado “El cazo de Lorenzo”. Este cuento ha estado presente en mi mente a lo largo de la lectura del capítulo de Armstrong.
Lo mejor que te puede pasar cuando lees algo; un artículo científico, una novela romántica, el prospecto de una medicina (esto es broma); lo que sea, es que sientas que alguien ha escrito todo eso que te ronda la cabeza y que tú mismo no sabes como expresar. Así que lo primero, muchas gracias, Irene, por compartir esta referencia.
Yo creo que lo que marca el funcionamiento de los niños y de las personas en general, no es tanto sus dificultades en el procesamiento de la información o lo que sea que les caracterice, sino la adaptabilidad del entorno en el que se encuentren. Si el entorno es muy rígido, es como un tamiz con los agujeros muy chiquititos, muy pocos niños van a poder pasar y muchos van a quedar fuera; si es más flexible, pasarán más como “normales”; es decir, sin demasiadas dificultades. Al final, todo viene a parar a lo mismo…
Por otro lado, mi experiencia profesional me ha demostrado que todas las personas con “discapacidades” tienen a su vez sendas supercapacidades, esto es, cosas que hacen muy bien, muchas veces mejor que los sujetos “normales”. Esto me llevó hace unos años a incluir en todos mis informes de fisioterapia (que nunca han sido muy físicos sino más bien funcionales y globales) un apartado de “potencialidades” en el que incluyo todo en lo que esa persona es muy buena y en lo que me voy a apoyar para trabajar o compensar los déficits.
Y por último, la pregunta que me hago cada día, esta vez como madre, es la que has comentado tú, Irene, y si te la hace tú, con todo lo que conoces y has experimentado, ¿cómo no me la voy a hacer yo? ¿Hasta dónde tenemos que trabajar para que el niño se adapte y hasta dónde adaptar el medio para él?
Mil gracias otra vez.
Gracias por este principio de libro que da ganas de investigar más y leerlo entero. No conocía este concepto de neurodiversidad y su acercamiento a la biodiversidad para hacer entender la multiplicidad de las posibilidades en nuestra naturaleza humana. Y cuando empecé a leer el capítulo pensé altiro en Howard Gardner, por la similitud en su Teoría de las inteligencias en el ámbito propiamente de la educación. Es cierto que optar por acoger la diversidad en cada uno, es optar por la unicidad de cada persona, y es una opción que requiere trabajo, escucha, adaptación y no es cómodo. No es elegir una autopista, pero, más bien un sendero desconocido, pero lleno de preciosos momentos. Lo viví durante varios años en la primera escuela inclusiva de Santiago de Chile. Tremendo desafío cotidiano. La propuesta del Dct. Thomas Armstrong parece ser un llamado concreto a acoger lo diferente, como un recurso extraordinario para imaginar nichos ( me encanto este término!)variados, múltiples, amables, respetuosos, desafiantes para todos y todas … Me gusta pensar que somos todos neurodiversos…neurodivergentes y anhelamos una sociedad más inclusiva. Gracias
Sí, Thomas Armstrong ha escrito (al menos) un libro sobre la Teoría de las Inteligencias Múltiples. Lo leí hace unos años y recuerdo que me gustó porque tenía ese estilo muy accesible, fácil de leer que no siempre caracteriza la obra de Gardner.
El término de “nichos” es fundamental en nuestro trabajo y acompañamiento. La cuestión que a mi me atraviesa constantemente y que nunca he conseguido resolver (en particular como madre) es hasta que punto generar nichos adaptados y hasta qué punto pedir un esfuerzo de adaptación al entorno, al otro, a la sociedad. Lo mismo con los potenciales y las dificultades. Es una labor exigente, en la que probablemente tenemos que aceptar que cometemos errores constantemente, pero también por ello es una tarea apasionante.
Veo la misma dificultad. Hasta qué punto pedir el esfuerzo de adaptarse al entorno, al otro siendo respetuoso con la diferencia y sin frenar el desarrollo de las capacidades y potencialidades extraordinarias, que pueda tener un niño o niña…Supongo que es un constante trial and error…
Me genera ilusión y esperanza la cita que resaltas “La neurodiversidad puede resultar, en todos los aspectos, tan crucial para la raza humana como la biodiversidad lo es para la vida en general” Harvey Blume.
Creo que uno de los grandes retos que tenemos es saber lograr transmitir y sembrar en las personas ese sentido de pertenencia y el sentirse parte de un todo, en el que cada ser, cada organismo es igual de importante y necesario que el otro, en donde la diversidad sea valorada y amada.
Me fascina la imagen de cerebro como ecosistema y de hilos continuos en los que cada individuo se posa cual pajarillo en un cable eléctrico, sin fronteras, sin círculos cerrados y con esa posibilidad de echar a volar y en la próxima parada posarse un poco más hacia un lado o hacia el otro. Como una imagen más circunstancial y maleable y no como una caracteristicaestanca e inalterable.
Así mismo, creo que la aparición de cerebros cada vez más neurodiversos pueda ser una respuesta adaptativa del ser humano a un mundo cada vez más complejo en el que vamos a necesitar cada vez más mentes divergentes, creativas y con multiples capacidades de atención.
Yo creo que la neurodiversidad siempre ha existido y de hecho pienso que la mayoría de las invenciones y descubrimientos han venido de mano de las personas marcadamente neurodiversas.
¡Uf! Comentaría tantas cosas…Qué cantidad de temas para debate en un solo capítulo y qué forma tan amena de transmitir un mensaje.
Además, hay temas súper familiares para mí como la neuroplasticidad, que tanto he intentado explicar en mi profesión para fomentar el envejecimiento activo. La idea de que podemos influir enormemente en modificar nuestro cerebro ha sido un cambio brutal en la mirada hacia el envejecimiento. En mi caso, he oído citar muchísimas veces el estudio de las 100 monjas que donaron su cerebro a la ciencia y se vio que a pesar de que se observaban signos de Alzheimer en la autopsia cerebral, algunas de esas monjas a penas habían manifestado síntomas de la enfermedad por su vida activa y ordenada. Hay un libro ql respecto. Es un tema bastante actual, al igual que la psicología positiva, que también está dando un giro enorme al cambio de mirada hacia las fortalezas personales que tanto nos cuesta identificar. La obra social La Caixa ofrece talleres para personas mayores que he podido inpartir basados en ello, por ejemplo.
Lo de crear nichos para las personas con las que trabajo actualmente me parece súper estimulante.
Gracias, gracias y gracias por ofrecer materiales tan inspiradores.
Brutal el concepto de ecosistema, ya que nos permite entendernos con nuestras propias peculiaridades y singularidades -y las de los demás- como parte de un entramado común en el que todxs estamos conectadxs. Asimismo, reivindico la diversidad ante “lo igual”, ya que una perspectiva homogeneizada de la realidad no es más que una estrategia de poder y un sistema de opresión que no hace más que realzar la incapacidad de muchas personas por dialogar consigo mismas y con las demás. Obviamente, esta perspectiva viene de la mano de un sistema educativo que aunque ha ido evolucionando, todavía sigue derrochando una gran cantidad de tiempo para diagnosticar, encasillas y burocratizar lo diverso. Mientras que las energías deberíamos invertirlas en escuchar a los demás y acompañar sus necesidades, para así generar espacios diversos y habitables de múltiples formas.
Con todo esto, estoy fascinada con continuar indagando en este tipo de espacios con agencia de acoger múltiples formas de mirar, habitar y vivenciar.
Como bien dice, a día de hoy el conocimiento de la mente es mucho más amplio que en el pasado, y esto, sumado al afán por categorizar y denominar a todo por un nombre, nos está llevando a la generación de muchos nuevos trastornos. Es decir, las características o grupos de características que siempre han estado presentes, las estamos agrupando y tendemos a ponerles un nombre.
Esto es tanto negativo como positivo. Negativo, ya que sesgamos y categorizamos de manera muy rígida dichas características, y positiva, ya que localizamos los puntos en los que debemos prestar más atención y reforzar. Pero como bien dice, cada día aparecen más y más trastornos y aumenta el número de diagnósticos, ya que el conocimiento está aumentando, así como la clasificación de las personas dentro de estos mismos.
Es una pena que inconscientemente nos hayamos acostumbrado a detectar antes las disfunciones que las virtudes, y eso es un aspecto a trabajar, tanto desde el ámbito educativo como desde el ámbito individual. Es muy importante resaltar aquello que te hace distinto y detectarlo como algo positivo, viendo qué es lo que me aporta y proporciona, más que ver cómo me está limitando o impidiendo hacer algo.
En mi caso, creo que a veces se tarda bastante en diagnosticar, precisamente por ese miedo a equivocarse y ese tiempo es muy valioso para poder tratar más específicamente a ese niño. Seguramente cuanto antes se sabe qué neurodiversidad hay, se puede saber mejor cómo y de qué manera ayudar a construir esos nichos positivos, fomentar el aprendizaje en esos niños, incluso saber cómo acompañarles y entender su manera de actuar.
Por supuesto, sin diagnosticar a la ligera, o poner etiquetas, simplemente para saber de dónde se parte y cuáles son las aportaciones positivas que se pueden realizar en cada caso, porque habría muchos aspectos a tener en cuenta.
Yo creo que el problema está en el enfoque. Como se considera las neurodiversidades como trastornos, los diagnósticos pesan después mucho en la vida escolar e incluso en la autoestima de las personas. Por ello en muchos casos se espera para diagnosticar. Estoy totalmente de acuerdo contigo en que se pierde un tiempo extremadamente valioso y yo llevo muy mal este : “vamos a esperar”. “¿Vamos a esperar a qué?” suelo preguntar yo…. “¿A que el/la niñ@ se encuentre ya tan mal que podamos ponerle sin lugar a dudas la etiqueta de “trastorno”?”.
Yo abogo por la intervención temprana y por el cambio de mirada hacia la neurodiversidad. Lo que he vivido como madre me ha convencido de la necesidad de transformación de nuestros ambientes. Mi hijo con dos años y medio, cuando inició su accidentada vida escolar, sufrió un bloqueo en el desarrollo brutal. Revertir su situación implicó un cambio total del ambiente y un trabajo consciente y exigente a lo largo de los años. Sé que si no hubiésemos emprendido ese camino hoy tendría graves problemas. He visto a lo largo de los años a muchos niños que me recordaban a Evan a su edad, que han acabado medicados porque la situación familiar y escolar se ha vuelto insostenible. Mucho de ello podría evitarse si fuésemos capaces de entender las diferentes necesidades de est@s niñ@s y de no poner toda la responsabilidad del cambio en ell@s, los más vulnerables.
Buenísimo. No conocía este libro, lo buscaré para leerlo en su totalidad. Qué cierto es que como sociedad tendemos a apartarnos de aquellos individuos que no se ajustan a la norma. Solo se les vuelve a aceptar cuando destacan mucho en algo que la sociedad considera útil, pero esta misma sociedad tampoco hace el esfuerzo de apoyar u orientar a estas personas para desarrollar sus mejores cualidades o aquellas que les permitan vivir una vida más plena con menos sufrimiento para ellas.
Al mismo tiempo, parece que ahora queremos ver trastornos en todas partes. He leído en varias ocasiones que, especialmente con el TDAH, es alarmante la ligereza con que se diagnostica , de modo que hay voces que señalan que se etiqueta así a niños que no lo padecen pero a quienes no saben cómo clasificar (porque a lo que se sale de la norma le tenemos que poner obligatoriamente una etiqueta, parece ser), con la gravedad de las consecuencias que esto puede ocasionar en la vida de una persona.
Me ha parecido una lectura muy interesante y enriquecedora. Sin duda me quedo con la importancia de destacar todos aquellos aspectos positivos que tenemos las personas, por lo general tendemos siempre a fijarnos en aquellas cosas a las que NO hacemos, realizamos… pero también deberíamos ensalzar todas aquellas cosas que Sí podemos hacer, además en el caso de las personas que nos dedicamos a la educación con más motivo puesto que estoy segura que con ello fortalecemos la autoestima de nuestros alumnos.
No conocía el termino ni el autor y me ha sorprendido gratamente. Tengo una niña de 6 años la cual es muy activa e inquieta y no se adapta bien al sistema. Hemos visitado una neuropediatra y nos dice que le demos tiempo, pero mas necesario veo que haya un cambio de actitud en el profesorado y que sean ellos quienes se adapten a los niños que son diferentes y busquen estrategias para que también puedan desarrollar sus capacidades plenamente. No digo que sea fácil pero mas difícil es quedarse sin hacer nada y que tu trabajo no consiga llegar a esos niños.
Nosotros como padres hemos buscado alternativas, talleres donde ella pueda dar rienda suelta a su imaginación y creatividad, y buscamos espacios donde ella se sienta ella misma y pueda dar rienda suelta a sus virtudes. Creo que inconscientemente dejamos que ella vaya construyendo sus nichos y nosotros le aplanamos en lo posible el camino, aunque no podamos del todo, el sistema educativo debe acoplarse y buscar metodologías adaptadas a los intereses y necesidades de los niños, formarse y no quedarse estancados.
Sí, se trata a menudo de intentar encontrar un equilibrio entre esa construcción de nichos protegidos y el desarrollo de la capacidad de adaptación a otros entornos. Nosotros trabajamos mucho desde la creación de nichos porque por el momento casi todos los espacios son uniformados y desde esa uniformidad es muy difícil responder a la diversidad. Es en estas circunstancias sistémicas en las que es difícil generar entornos respetuosos. Si cambiamos el enfoque, entonces la adaptación a la diversidad se vuelve algo que forma parte de la propia estructura pedagógica.
Me parece muy interesante todas las cuestiones que se tratan en el capítulo que nos has pasado acerca del libro “El poder de la Neurodiversidad”. Te hace pensar y reflexionar sobre las dificultades con las que se encuentran las personas neurodiversas en sus vidas y como puede influir en ellas tanto el ambiente que les rodea como el tiempo en el que les ha tocado vivir.
Lo que destacaría sería la idea de la neuroplasticidad y lo importante que es que siempre se pueda cambiar el cerebro y como en este sentido nosotras como educadoras podemos actuar. También lo influyente que puede ser el ver y maximizar los aspectos positivos de cada persona y sus capacidades, para que éstas alcanzen todo su potencial, en lugar de destacar sus dificultades o discapacidades.
Me ha parecido un capítulo muy interesante, me gustaría resaltar la siguiente cita “La diversidad entre cerebros es tan maravillosamente enriquecedora como la biodiversidad y la diversidad entre culturas y razas ”
Creo que como se indica en el capítulo los docentes tenemos la gran tarea de advertir lo mejor y más positivo de las personas neurodiversas.
Me ha resultado muy interesante el capítulo y me compraré el libro. ¡Qué importante el prestar atención a lo que sí somos capaces de hacer. En muchas ocasiones cuando me hablan de algún niñ@ que, por ejemplo, va a llegar a mi colegio me dicen NO controla esfínteres, NO habla, NO presta atención o NO juega con otr@s…y al preguntar por lo que SÍ hace se sorprenden. esto me ha ocurrido tanto con familias como compañer@s.
En relación a otra parte del capítulo, creo que fundamental el nicho que creamos en el aula. Este tema me resulta muy difícil al intentar dar respuesta a tod@s l@s niñ@s del grupo creando en un mismo nicho varios “subnichos”.
Me parece un libro muy interesante. Voy a buscarlo para leerlo entero. Tiene una visión positiva sobre la diversidad, en lugar de centrarse en las carencias o dificultades de las personas, se centra en las fortalezas y puntos fuertes de los individuos. Me gusta mucho la metáfora del principio con las flores, si partimos de que todos somos diferentes no tenemos que buscar uniformidad o normalidad, no hay que compararnos unos con otros simplemente reforzar las fortalezas individuales de cada uno.
Muchas gracias por compartirnos este primer capítulo. Me ha parecido un libro fascinante, como juega con las metáforas y como de manera dinámica y sencilla te hace reflexionar.
Me ha llamado la atención esta frase “saber que todos estamos conectados con los demás como ecosistema significa que hemos de mostrar una mayor tolerancia hacia aquellos cuyos sistemas neurológicos están organizados de una forma diferente a la nuestra.”. Socialmente siempre se ha tratado diferente a la persona que tenía algún diagnóstico clínico claro y esto, desde mi punto de vista, creo que tiene un gran peso en el futuro desarrollo de ese niño. Somo seres sociables que necesitamos esa aceptación del grupo y por desgracia cuando se observa que alguien es diferente (según lo socialmente establecido), en la mayoría de los casos no se busca valorar esa diferencia. Estamos rodeados de una constante etiqueta social.
Por otro lado, me ha llamado mucho la atención el principio 4, que afirma que toda discapacidad o dotación depende de la sociedad en la que vives. A día de hoy se sigue dando una mayor importancia a las áreas de lengua y matemáticas dejando de lado la música, el arte o la naturaleza que casualmente en estas áreas es donde destacan muchos niños que son considerados discapacitados. Necesitamos cambiar la mirada, pararnos a observar las capacidades que tiene cada persona de forma individual dejando de lado los diagnósticos.
Con este libro podemos seguir con el hilo que llevamos trabajando desde el principio de la formación, actualmente seguimos en un sistema/sociedad en el que el niño se tiene que adaptar y no al revés. Estoy totalmente de acuerdo en que debemos aprender a buscar y a exprimir esas habilidades y capacidades que tenemos cada persona y dejar un poco de lado esa parte negativa.
Sin duda seguiré leyendo este libro. Gracias por acercarnos esta maravilla.
Muy interesante el capítulo, intentaré conseguir el libro completo. Es un tema que me viene grande (sí he leído algo pero no lo suficiente) pero me interesa mucho. También opino como Olga, que la diversidad enriquece ;).
A estas alturas de la vida, no sé exactamente que se considera “normal”, lo que sí veo a mi alrededor, es que tendemos a poner etiquetas a todo lo que se salga de la norma, y etiquetar en sí no es lo que más me rechina, lo que no me gusta es que esa etiqueta siempre tiene connotaciones negativas. Yo, que me considero una persona “normal”, para mucha gente no lo soy (y también, tienden a etiquetarme).
Tampoco entiendo por qué intentamos que las personas diagnosticadas como tal tengan que adaptarse a la sociedad en vez de adaptar la sociedad a ellxs.
Me gusta lo diferente, me gusta la diversidad, y creo que tengo mucho que aprender de ello.
En nuestros talleres no hemos hecho diferenciaciones porque realmente no ha hecho falta (por lo menos por ahora).
Gracias
Me pareció muy interesante el capítulo, pero desconociendo completamente sobre neurodiversidad, me quedó la sensación de que está todo muy centrado en el cerebro y en cuestiones físicas. ¿Cómo se vincula esta teoría con los determinantes sociales, económicos, culturales; con los modos en los que el contexto socioeconómico determina también a los individuos?
Me gusta el termino “Neurodiversidad”. Nunca lo había oído antes.
Ultimamente he leído mucho sobre Neuroeducación (Maria Lopez Juez, Francisco Mora, Marta Portero) y es maravilloso cómo cambia todo cuando eres consciente de la neuroplasticidad. En nuestro cole hay niños con espectro autista, asperger… integrados socialmente en la vida social del pueblo. Son adolescentes que participan en la vida de la cuadrilla de amigos-as con autonomía de sus familias. La mirada que se ha tenido hacia ellos, la educación personalizada, el entorno seguro … ha favorecido la aceptación social de la diversidad.
Una lectura muy interesante. Creo que la diversidad, en todos sus campos, enriquece.
Cada civilización define sus propias enfermedades y talentos, lo que somos aquí y ahora puede distar mucho entre lo que hubiéramos sido o lo que seremos. Trabajemos entonces por cambiar las definiciones por unas más justas y empáticas con la diferencia.
Lo que más me ha gustado es la opción de una visión más positiva sobre la Neurodiversidad, donde se apueste por desarrollar las capacidades y habilidades de cada individuo.
É importante pensarmos na diversidade de atividades que oferecemos às crianças, dando-lhes oportunidade de se encontrarem e de se desenvolverem ao seu ritmo. Cada criança é protagonista do seu próprio caminho, do seu próprio conhecimento. Cada criança é um ser forte, rico, único, que irá conduzir a sua própria aprendizagem. O educador é apenas um facilitador da aprendizagem que se preocupará em fazer projectos que sejam úteis à criança, trabalhando o seu desenvolvimento intelectual. “O quê”, não se pode sobrepor ao “porquê”. A criatividade vive de perguntas, e o trabalho do educador é alimentar as perguntas, a curiosidade das crianças e orientá-las na acção, na conclusão. Não me esqueço do fascínio que senti quando li o parágrafo: “Pequenos grupos de crianças trabalham simultaneamente e podem ser encontrados por toda a escola, organizadas de modo a facilitar as construções sociais, cognitivas, verbais e simbólicas. As nossas crianças têm muitas escolhas : possuem lugares onde podem estar a sós, em pequeno grupo, em grupo grande, com professores ou sem eles, no atelier, no miniatelier, na grande piazza ou, se o tempo está bom, no jardim fora da escola, que possui muitas estruturas, pequenas e grandes, para brincadeiras.” As cem linguagens da criança, a abordagem de Reggio Emília.
Yo creo en los proyectos donde se realiza la elaboración de diferentes actividades, adaptadas a las necesidades del alumnado. Para prepararlas lo ideal es utilizar diferentes recursos y estrategias que nos permiten crear actividades variadas, competenciales, equitativas y adaptadas a los diferentes estilos y ritmos de aprendizaje de nuestros estudiantes. La taxonomía de Bloom es una de las piezas clave de este punto, pues nos permite preparar diferentes actividades que requieren de niveles de procesamiento de información diferentes. Dejar que el estudiante elija la actividad que prefiere realizar, es la segunda pieza clave. No dar todo estructurado …dejar elegir y tener voz.
¿Utilizas la taxonomía de Bloom habitualmente María? ¿Nos explicarías un poco más como te sirves de ella en las actividades que preparas con algún ejemplo?
Yo también creo en “sistema educativo complejo” como dices, y es en la dirección que intentamos desarrollar nuestro proyecto. A pesar de haber trabajado en estos años con muchas personas neurodiversas, nunca hemos creado grupos diferenciados, porque con nuestro enfoque no lo consideramos necesario, ni deseable. Creemos al contrario que la diversidad enriquece nuestros espacios de aprendizaje. Las diferentes necesidades en los grupos han sido para mi siempre el reto que me motivaba para llevar a cabo este trabajo y la diversidad una fuente de inspiración.
El problema es que se intenta trabajar por la integración en un sistema uniformado en el que como ya mencioné en algún lado se les exige el mayor esfuerzo a los más vulnerables, lo que tienen más dificultades. En ese sentido, yo no estoy en contra de la existencia de escuelas especializadas que puedan responder a las necesidades específicas de determinadas minorías que lo están pasando muy mal dentro del sistema educativo convencional. En una de las charlas que os sugerido en el post sobre dislexia, Karen Griggs habla de su experiencia en Millfield School, una escuela que se había especializado en el tipo de dificultades pero también de potenciales de las personas disléxicas. La mayor parte de sus alumnos, llegaban a esta escuela tras experiencias difíciles en el sistema educativo convencional. Imagina la transformación en la visión sobre sí mismos de estos niños… Las posibilidades para ellos.
Temple Grandin (también incluiré su TED cuando haga un post sobre autismo) también tuvo la suerte de realizar parte de sus estudios en una escuela especializada en autismo. Allí conoció al mentor que probablemente cambió su vida.
Yo lo que creo es que tenemos que responder a las necesidades de l@s niñ@s, con todos los medios que podamos. En todo tipo de escuelas, en casa, con modelos mixtos… Para transformar la educación vamos a necesitar todo tipo de centros y todo tipo de estrategias. Si diversificamos los centros educativos y las modalidades de instrucción tendremos muchas más posibilidades de responder a las necesidades de nuestr@s niñ@s.
Estoy completamente de acuerdo con la necesidad de crear un sistema educativo complejo. Y cambiar del modelo adaptativo a un modelo realmente inclusivo. En mi escuela se habla de inclusión pero lo que realmente significa para los niñ@s neurodivers@s es que se les enseña a adaptarse al ambiente neurotípico que los rodea, en vez de darles el soporte necesario para crear sus propios nichos dentro del aula. Una de las cuestiones sobre las que yo insisto en mi aula cuando learning support teachers y terapeutas vienen a trabajar con niñ@s neurodivers@s es en la necesidad de ver al niñ@ en toda su complejidad, usando los mismos lentes que usamos para cualquier otro niñ@, buscando no solo las áreas donde pueden llegar a necesitar soporte pero también las áreas donde se destacan, y usar lo aprendido para encontrar la manera de adaptar el ambiente al niñ@ y no al revés. Siempre resulta una batalla cuesta arriba.
Es maravilloso, leerè el libro. Como psicoterapeuta que trabaja con tècnicas neurológicas de conexiòn interhemisfèrica, el concepto ecosistema me encanta pq así lo vivimos a la hora de acompañar respetuosamente a la persona en su tratamiento. Tal cual
No me gustò, aunq entiendo el mensaje transversal, lo q propone al final del último principio, escuelas concretas segùn la diversidad o necesidades variables. Realmente creo que cada peque puede justamente necesitar de esos enfoques diversos en diferentes etapas de su vida y estar mezclados con personas de todo tipo. Exige un sistema educativo complejo pero a eso vamos!
Que interesante capítulo. La verdad, se me hacen un poco densos los libros sobre neurociencia pero este ha sido muy fácil de leer e invita mucho a la reflexión.
Algunas de las afirmaciones que más han llamado la atención han sido las siguientes:
– No existe un cerebro estándar.
– El incremento de las enfermedades psiquiátricas en los último 60 años (acentuadas también por la pandemia).
– El peso de la infuencia del período social e histórico en la consideración de determinadas enfermedades mentales.
– La posibilidad de modificar el cerebro a través de la construcción de nichos (y sus diferentes ramas).
– La importancia de la construcción de nichos.
-Se ha de poner la mirada en las diferencias, no en las limitaciones.
He sentido una especial emoción al leer este capítulo, de echo me ha despertado la curiosidad de seguir leyendo. Con qué sabiduría narra y te hace cambiar el prisma, me ha hecho cambiar mi visión de entender las cosas con respecto a la diversidad que nos envuelve. La idea que el cerebro es como un ecosistema, la creación de nichos y los principios que ha descrito deben formar parte de los principios pedagógicos en las escuelas y la sociedad.
Personalmente, nunca había sido consciente de que el funcionamiento del cerebro es único y diferente en cada uno de nosotros, y que esto influye en nuestra forma de ser y comportamientos. Creo que me ha ido muy bien conocer el concepto de neurodiversidad (y todo lo que implica) para hacer un cambio de mirada. Además, me he dado cuenta de que todos los prejuicios y las etiquetas son resultado de las demandas sociales y los comportamientos socialmente correctos.
Estoy totalmente de acuerdo en que es súper importante este tema. Cada vez nos encontramos con más diversidad en las aulas, y nos encontramos muchas de nosotras, con falta de formación para ayudar a los peques que tanto nos necesitan. Veo que es tan necesaria una formación sólo en diversidad, que seguro que nos favorecería a todxs lxs educadorxs y a nuestros pequeños alumnos.
Totalmente de acuerdo en que la lectura de este libro debería de darse entre todo el profesorado.
Dentro del mundo educativo se extiende el término de las inteligencias múltiples pero creo que la práctica a veces es errónea ya que se intenta transmitir el mismo conocimiento (las habilidades académicas que se priorizan son las matemáticas y la lengua) des de diferentes metodologías, sin embargo no se potencian las habilidades personales de cada alumno. La lectura de este libro quizás ayudaría a ver la importancia de las diferentes capacidades de cada uno.
Encuentro el capítulo bastante interesante y considero que la neurodiversidad es enriquecedora. El problema es que dentro de esa neurodiversidad hay casos que son muy díficiles de encontrarle ese “nicho” que necesitan. Por ejemplo: en mi clase hay un niño que está todo el tiempo tirando todo lo que encuentra. Hay algo que le llame la atención y después de explorarlo un poco ya lo rompe.
Nos encontramos con poca formación para trabajar con niños destructivos en el aula.
El principal problema como educadora al que me expongo es que no siento que tenga una formación suficiente para tratar con niños neurodiversos. No se nos da la formación necesaria por lo que esos niños no tienen la atención especializada e individualizada que necesitan y merecen. Creo que se le debería dar más importancia cuando estamos estudiando, a parte de hacer cursos complementarios que nos ayuden a entender y tratar a estos peques (esto ya es cosa de cada uno/a). En mi caso, suelo sentir muchísima conexión con los niños neurodiversos y eso me hace tener mucha curiosidad por entenderlos mejor y me animan a querer formarme más.
Un capítulo muy interesante que narra muy bien unos problemas que tienen las personas con capacidades especiales para entrar dentro de un sistema que juega una muy mala pasada por globalizar que todo el mundo entra dentro de unos cánones educativos establecidos. Y si no entras pues te tienes que espabilar, es muy triste que una persona con capacidades especiales no pueda tener acceso a una educación digna como la que se merecen todo y cada uno de nuestros niños.
Creo firmemente que no se les puede pedir el mismo ritmo a todos los niños, de hecho a ninguno por igual al otro. Cada uno tiene una manera de aprender diferente que el de su lado. Y desde que era alumna me ha dado mucha tristeza ver a niños que “no rinden igual” que el resto ponerles o una persona de ayuda o decirles en la cara que no vas a llegar a nada en la vida por que eres así o asa .
El sistema educativo para ir bien se debería cambiar de arriba a bajo para estar en una educación más inclusiva y menos excluyente.
Creo que es muy importante este tema, y además nos forman poco… con la diversidad con la que nos encontramos año tras año en las aulas, creo que una formación dedicada más a este aspecto nos iría muy bien.
Resultan muy interesantes todos los aspectos abordados en el capítulo I de este libro. Sin embargo, destaco lo que para mí es la idea principal del mismo: la necesidad de centrarnos en lo positivo, y no en lo negativo. De esta forma, podremos considerar la diversidad como un elemento enriquecedor y potenciar el desarrollo de capacidades, en lugar de considerarla como un obstáculo.
Estoy totalmente de acuerdo en que hemos avanzado mucho en cuanto a conocimiento del cerebro humano, pero bien es cierto que seguimos cometiendo el error de constantemente buscar “trastornos” en el alumnado en lugar de enriquecernos de tal diversidad.
Desde mi punto de vista creo que nuestra intención buscando esos “trastornos” es la de poder actuar en consecuencia. Es decir, sabiendo que, por ejemplo, un niño es autista, no es que le pongamos esa etiqueta y ya está, sino que sabiéndolo quizá podemos darle una atención más individualizada de lo que podría por ejemplo necesitar un niño neurotípico.
Me ha parecido muy interesante, y creo que abre cientos de posibilidades de aplicaciones a nivel educativo. En mi caso, durante la investigación que llevé a cabo para mi tesis doctoral, me centré en analizar a las personas sordas hablantes en lengua de signos para estudiar si el manejo de este tipo de lenguaje generaba algún cambio en el modo de comprender el arte (lenguaje visual frente a lenguaje oral/escrito). Los resultados fueron fascinantes ya que efectivamente, el hiperdesarrollo de la visión que ellos tienen es adoptado por los intérpretes de lengua de signos que también utilizan dicho lenguaje, en comparación con quienes no lo manejan.
Todo ello me ha vuelto a la mente tras leer el capítulo ya que, creo que perdemos muchas cosas en la etiquetación negativa de las diferentes capacidades en lugar de utilizar las potencialidades y aspectos más desarrollados en cada uno de nosotros. Es tan fácilmente quedarse con lo malo y obviar lo oculto….
Gracias por el descubrimiento de esta lectura. Me ha dado mucho en qué pensar…
Qué gráfica la asimilación del cerebro con la selva tropical.
Según leo el Principio 2, me viene a la cabeza que si asumimos ese espectro continuo de competencias, tal vez no fuera necesario definir las neurodiversidades explícitamente, que todas de alguna forma, somos neurodiversas. Aunque entiendo el contexto en el que surge la denominación, y me parece profundamente alentador y revelador verlo como capacitaciones, más allá de las dificultades.
Qué importante es conocernos; y poder VER a nuestras criaturas, sin prejuicios, sin miedos y dejándoles ser (sin anelar la “normalidad”).
Muchas gracias por ofrecernos el primer capítulo del libro de Thomas Armstrong ” el poder de la Neurodiversidad”, es muy interesante!
la lectura del capitulo me ha aportado mucho, me conecto con la idea del cerebro como un ecosistema, en esa misma medida el pensamiento como un entorno vivo aunque algunas veces nos hacen pensar como maquinas, dibujo muchas imágenes en mi mente mientras leo y entiendo mucho mas estas divergencias y otras posibilidades de ser en el mundo, comparto el siguiente link que resume o representa lo que recibo de esta lectura, que a su vez me inspira a ilustrar mucho más
https://www.instagram.com/p/B1r6kDcpZjl/
Este tema me genera interés, tuve la posibilidad de dictar talleres de expresión plástica y lino-grabado a un grupo de chic@s, con capacidades diversas en su mayoría TEA pero con capacidades comunicativas fluidas, y yo sin tener el conocimiento pleno de como manejar el grupo, lo que nos conecto de entrada fue reconocernos como iguales, reconociendo las potencias, ritmos y particularidades, fueron 2 años valiosos donde construimos lazos en medio de la tinta y el hacer compartiendo ideas y el placer de crear, me han enseñado ,as de lo que puede haberles compartido.
me parece importante contar con estas herramientas y comprensiones, así se agudiza nuestra mirada como educador@s y se busca proponer entornos que promuevan interacciones valiosas para tod@s
Siempre he considerado que la escuela era el microsistema donde el individuo se siente aceptado y el que se potencia lo mejor de cada uno. La diversidad es lo que nos hace crecer como sociedad. Nadie se queda atrás ni aislado. Todos aportan y todos son esenciales.
Me gusta lo que nos plantea el autor en su libro y apunto el título como ‘lecturas pendientes’. Creo que precisamente, las personas ‘neurodiversas’ son las que crean, inventan y transforman lo que luego el resto vamos a utilizar. Sin ellas, no tendría sentido alguno la vida. Es necesario que, como educadores (en mi caso), enseñemos a los niños a frenar el uso de etiquetas a los individuos ‘diferentes’ a la norma general. Queda mucho trabajo por hacer al respecto.
La neurodiversidad siempre ha existido y de hecho pienso que la mayoría de las invenciones y descubrimientos han venido de mano de las personas marcadamente neurodiversas. Es trabajo de todos los que nos dedicamos a la educación que transformemos la escuela y eliminemos la estigmatización actual de la diferencia. Fundamental que lo hagamos todos.
Definitivamente es un texto que ofrece otra visión de lo que podría considerarse problemático. Trabajo en un programa que busca acercar las artes y la primera infancia, y en este programa es un reto constante saber de que manera se diseñan experiencias para todos, que permitan incluir todo tipo de cerebros y de intereses. No es sencillo, ni siquiera porque exista una resistencia de parte de los artistas creadores, en ocasiones la resistencia surge de las maestras y de las etiquetas que otorgan los diagnósticos. Hay un temor general, una definición para cada uno de estos diagnósticos, que hace que existan prevenciones y estigmatizaciones. Por tanto considero que el término Neurodiversidad alude por sí mismo a la inclusión pero desde la comprensión y reconocimiento de las capacidades más que las dificultades. Considero pertinente extender esta noción en los contextos educativos, pues siento que eso contribuiría a reducir el temor y permitiría reconocer más a los individuos que no a los diagnósticos. Hay un libro bellísimo que ilustra una historia de un personaje inquieto y curioso, que creo viene bien a los niños pero sobre todo a los adultos, se llama Topito Terremoto de Ana Llenas
Sí, creo que es labor de tod@s l@s que trabajamos en el ámbito educativo el contribuir a transformar y superar la estigmatización actual de la diferencia. Para para poder acompañar la diversidad sin embargo hace falta una transformación profunda de los ambientes educativos basados en la conformidad. Este es el trabajo de base del proyecto Createctura.
Muy interesante Irene, intentaré leer el libro completo. Es un tema muy complejo y el libro en sí es un desafío. Creo que incluso evitando la idea de romantizar las enfermedades mentales (tal y como dice en los últimos párrafos), el autor propone un desafío “bonito”. Empezar a ver lo positivo, o lo que nos hace brillar más que lo que nos separa o nos limita. Esa actitud podría ser llevada perfectamente a la educación.
No obstante, y aunque creo que un sistema de educación complejo, en la práctica suele haber muchas deficiencias (del sistema) y te hace plantearte en qué situaciones a los individuos les beneficia o no ciertas actividades conjuntas. La realidad es que los nichos, para serlo de verdad, deberían de responder a todas las necesidades de cada ser.
Buen planteamiento el del autor. La idea que más me hace pensar en cómo planteamos la diversidad es la que sugiere que depende en gran medida del lugar y el momento en el que vivimos. Creo que la construcción social acerca de cómo debemos ser, vivir, estar en sociedad y lo que se considera aceptable o no, nos hace ser más o menos tolerantes entre todos nosotros con nuestras peculiaridades personales.
La idea de los nichos me ha parecido muy reveladora. Al final todos tenemos nuestro lugar en el mundo y hay que dar con él.
Como concluye en el capítulo, no es cuestión de romanticismo con ciertas enfermedades o trastornos, sino de visualizar lo bueno de cada persona y mitigar lo negativo si le hace infeliz. A veces pienso que tratar de adaptar a un individuo para acercarlo a lo más normativo responde a la idea de felicidad de la mayoría y no a las necesidades concretas del mismo.
La psicopatologización de la vida humana y su correspondiente medicalización farmacéutica es uno de los problemas más preocupantes a los que nos enfrentamos como sociedad. Estamos en una rueda peligrosa que marcha a toda velocidad y a la que es necesario ponerle freno. Y otro de los problemas que enfrentamos es el reduccionismo biológico, la concepción del cerebro como un ente con vida propia que sirve de cajón de sastre pseudoexplicativo. En fin, daría para mucho la discusión…
Sí, efectivamente Asur da para mucho la discusión y yo lo que pienso es que es una discusión que tenemos que tener, que nos tenemos que plantear muy seriamente en el mundo educativo y en nuestra sociedad en general.
me ha despertado muchas cuestiones la sección del libro que nos adjuntas,tantas, que sería demasiado largo mi mensaje. En primer lugar no soy pedagoga, así que aprendo de los comentarios de quienes sí lo son. Pero áun no siéndolo tengo una opinión, y mi experiencia vital: creo que, como decía Buda Siddharta Gautama, la verdad suele estar siemmpre en el medio, esto es, que ni los niños con particularidades neurológicas deben ser ignorados , bajo el criterio de normalizar e integrar,, ni tampoco el sistema está preparado para atender tanta diversidad, no hya recursos económicos ,ni quizá voluntad, no lo sé. Yo pertenezco a una generación en la que todo era mejor y peor, me explico: la diversidad de comportamientos no se tipificaba, simplemente se asumía como parte del todo. Lo comento a menudo con padres de alumnos, que antes no había niños con la etiqueta patológica de ” déficit de atención “, simplemente eran niños muy movidos, se decía con cariño : este niño es un trasto. Y de algún modo se asumía la diversidad y no se estigmatizaba . Por otra parte, los que sí tenían problemas más serios, simplemente se les apartaba, o incluso se les escondía, había familias que se avergonzaban, y esto era relamente cruel.HOy en día estamos en el extremo contrario, creo que virando hacia el centro, espero: todo se etiqueta como patológico: el niño muy activo tiene un problema ,y se le lleva a tratamiento, he visto casos de niños que toman ansiolíticos, porque son muy movidos, qué horror (!!). El bebé de dos años que no habla nada, o el de cinco que no escribe también se etiqueta como patológico. He visto los excesos de la estimulación temprana, parece que todo el mundo quería que su bebé fuera un genio con dos años, he visto niños sometidos a una presión insoportable, porque sus padres, en esa obsesión por la estimulación, quieren qe su hijo-a aprenda de todo: idiomas, caballo, musica, pintura, patinaje, baloncesto…. con dudosos resultados. En fin, muchos factores a tener en cuenta y muchos actores. Creo q ue la tendencia ahora es a respetar los tiempos y fases evolutivas naturales de los niños.Esto crea un problema en la escuela,claro y nos lleva a esa escuela compleja , que llamáis,creo. A batallar por tener más recursos,más tiempo. A llamar a las cosas de otro modo. Pero Tampoco caigamos en el eufemismo con la neurodiversidad. Hay trastornos y grados. Afortunadamente en el extracto del libro que nos propones lo aclara, y vuelvo a esa gran verdad de estar en el medio: estimular y potenciar las peculiaridades positivas de estos niños con trastornos , pero tener en cuenta el sufrimiento y las limitaciones que conllevan, así como las limitaciones del sistema, que siempre habrá.
El entorno donde trabajo es muy pequeño y por tanto , llevadero para mí . He tenido casos aislados de niños con retrasos de aprendizaje , de niños con fobias, pero han sido muy pocos, y la verdad es que con cariño y delicadeza he resuelto la papeleta. Tambien es verdad que paso muy poco tiempo con ellos y el tema es muy agradecido, la pintura. Además, me ha encantado ver cómo representan el mundo estos niños con estos trastornos, y en algunos casos ,me ha encantado la libertad y singularidad que manifiestan al expresarse, libertad que han perdido los demás.
La concepto de neurodiversidad surge precisamente para huir de esa patologización de la diferencia que comentas.
Un texto muy inspirador. Cada vez es más necesario centrarnos en las capacidades y potencialidades de cada individuo. Yo diría que la tendencia de centrarse en lo negativo no solo se ha ido observando en la psicologia. Como sociedad somos muy propensos a criticar. Eso se ve reflejado en los comentarios “haters” en las redes sociales, en la política (eso es lo peor!!!) y muchos más contextos.
Me ha encantado el concepto de crear “nichos” para conseguir que el cerebro en su plasticidad cambie y desarrolle las conexiones nuevas en un entorno estimulante para la persona neurodiversa (consciente de que lo que puede ser “estimulante” para una persona no lo es tanto para otra).
El concepto de “neurodiversidad” es importante para evitar a estigmatizarle a alguien poniéndole “etiquetas” lo cual no quiere decir, que siendo diferente no sufre un trastorno, que puede causar mucho dolor. Estoy de acuerdo, que “el término neurodiversidad no es un truco sentimental para ayudar a las personas con enfermedades mentales y sus cuidadores a sentirse mejor acerca de sus trastornos”. Creo, que es una estrategia, que puede ayudar a que el conjunto de la sociedad cambie su manera de ver al otro y que busquemos formas de ayudarnos mutuamente a que cada uno se desarrolle en su “nicho”. La verdad es que las leyes de educación hablan bastante de la importancia de la diversidad en el aula y la adaptacion de la metodología a las necesidades individuales del alumnado. Y bien, crear un entorno protegido y adecuado para cada persona en un aula pequeña lo veo viable, pero es un gran reto hacerlo bien en un grupo de 25 alumnos!
Un artículo muy interesante. Principalmente por esa afirmación, que tan rara nos parece, de que “podemos cambiar el cerebro”. Siempre se nos dice que hay que mejorar, ejercitar y desarrollar nuestras potencialidades. Sin embargo, nos parece sorprendente poder cambiar ciertas partes de nuestro cuerpo, esas que nos hacen ser quienes somos.
Yo descubrí esa posibilidad de adaptación y de cambio del cerebro hace poco, gracias a una buena amiga que resulta ser también mi entrenadora. Ella, nutricionista y psicóloga, lo hace desde el movimiento y la dieta, pero también nos enseña cómo influye en su vida social. Al hilo de lo que se viene comentando en el curso, ella habla de que hay que tratar de encontrar los aspectos positivos de esas situaciones que, aunque no nos resultan del todo agradables, nos llevan a nuestro objetivo. Es decir, no vale de nada quejarse, mejor hacer algo al respecto y, ya que lo haces, buscar el disfrute, aunque solo sea por los resultados que obtienes. (Por supuesto, lo dice mucho mejor y con referencias, pero no me da tiempo a apuntarlas entre series y repeticiones).
Ambas estamos o podríamos estar diagnosticadas de algunas patologías según el famoso DSM, sin embargo, bajo nuestros valores, eso no nos supone un problema ni una discapacidad. Quizá la educación debe adaptar sus valores o dar otra opción a quienes no entramos en lo normativo.
Me encantó el primer capítulo. Yo he sido diagnosticaga don dyslexia hace un año. Actualemnte tengo 33 años y porfin se que es lo que no me permitía encajar en los estadares educativos “regulares”. Pienso que los nichos a los que estuvo expuesta fueron lo que me ayudó a ser la persona que soy hoy. Ha lograr estudiar mi carrera, maestría y amar ser profesora de educación inicial.
Capítulo interesante, aunque no exento de contradiciones dentro del propio escrito. No es un problema de claridad del autor, es un problema de la dificultad de la temática.
Si la neurodiversidad es riqueza, no creo que sea necesario reconducirla hacia la normalidad.
Cuando el fenómeno se estudia desde un contexto en el que la “normalidad” está tan fuertemente definida y delimitada, cualquier intento de defender la pluralidad se hace una tarea compleja.
En cualquier caso, y a pesar de algunos aspectos contradictorios dentro del texto, la lectura es esclarecedora para ayudarnos plantear nuestras propuestas de intervención pedagógica.
Diagnosticar para reconducir a los diferentes es diametralmente opuesto que reconocer las diferencias individuales para ayudar a cada uno en función de sus necesidades y potencialidades. Esa es la ardua tarea que tenemos como educadores. Por eso es una profesión compleja. Actuar como técnicos que administramos y desarrollamos programos estándar para nuestros alumnos es empobrecer una profesión que exige originalidad, creatividad, dedicación, …
Exactamente. Nuestro enfoque está basado en esa idea de acompañar como dices “a cada un@ en función de sus necesidades y potenciales”. Respecto a lo que planteas más arriba en realidad se trata de buscar un equilibrio (siempre complejo) entre cuánto nos adaptamos o pedimos que se adapten a l@s niñ@s y cuánto el ambiente y la sociedad es capaz de adaptarse. Yo trabajo en ambas direcciones. Más que reconducir la neurodiversidad como decías hacia la normalidad, es que existen especificidades o dificultades que requieren de un trabajo particular para generar conductas más adaptadas. La generación de nichos tiene un límite y en el extremo del respeto de la diversidad generar un espacio totalmente protegido también tendría el potencial riesgo de no poder salir de él.
Solo como curiosidad me gustaría compartir una cita. No aporta mucho, pero puede servir a alguien.
ALDECOA, Josefina (1994). Mujeres de negro. Anagrama.Barcelona.
“Porque a la niña que yo era no le gustaba ser diferente. Tenían que pasar muchos años para que yo entendiera el valor de esa diferencia. Entonces sentía, como todos los niños, que mi puesto en el mundo dependía de una afinidad con los valores y tabúes de ese mundo. La singularidad como virtud no existía todavía para mí” (1994: 22)
Sí, es una experiencia que hemos tenido much@s de los que hemos crecido en un entorno uniformizado donde destacábamos como “más diferentes” que el resto. Sin embargo, creo que tiene que ver también con la construcción social que hacemos de la diferencia. Los tiempos están cambiando a ese respecto, aunque todavía queda mucho camino que recorrer.
Me ha parecido una lectura muy, muy interesante. Como maestro en un colegio de minorías, veo una gran relación con la idiosincrasia de nuestro alumnado, (salvando las distancias entre diferentes síndromes o enfermedades mentales, y las diferencias étnicas o culturales).
Vivimos en una sociedad en la que, cualquier comportamiento que se salga de lo que consideramos “normal”, debe ser erradicado, sin tan siquiera ponernos en el lugar de la otra persona, sin intentar comprender el por qué y la necesidad del mismo dentro de su núcleo de convivencia.
Muchas gracias por este descubrimiento
Una lectura muy interesante. Desconocía el término neurodiversidad, pero me parece muy acertado cambiar la perspectiva desde donde se estudia y se trabaja con estas personas. En un ámbito donde también se puede observar estos cambios de nomenclaturas es cuando hablamos de persona con diversidad, en lugar de discapacidad o con antiguamente minusválido (menos válidos). Este cambio, al igual que comenta Amstrong integra a las personas por sus aptitudes positivas, no por lo negativo. Como venimos diciendo, estos cambios de mirada son necesarios para poder avanzar, y es muy bonito darnos cuenta que en realidad todos somos neurodiversos, pero no hemos sido estudiados y tratados. En la diversidad está la riqueza y es algo que vamos comprendiendo poco a poco. Textos como el que nos has compartido son necesarios. Un mundo que acoge la diversidad será un lugar más accesible para todo el mundo. Cuando eliminamos barreras arquitectónicas que dificultan la movilidad de personas que van en silla de rueda, ese espacio es igual de transitable o incluso mejor para las personas que no tienen esa dificultad. Debemos pensar en espacios que acojan al mayor número de capacidades posibles.
“Saber que todos estamos conectados a los demás como ecosistemas significa que hemos de mostrar una mayor tolerancia hacia aquellos cuyos sistemas neurológicos están organizados de una forma diferente a la nuestra”.
Es lo que siempre hemos sentido de forma innata los humanos, a pesar de las religiones o mensajes indirectos de la sociedad que tienden a separarnos, todos hacemos parte de un ecosistema en este planeta. Y por eso creo que es tan importante conectar a nuestros niños con la naturaleza, porque en esos momentos, en esos espacios somos uno y entendemos todo.
Un tema muy interesante que la lectura del capítulo de Armstrong no hace más que abrirme una nueva puerta para seguir leyendo e investigando…
Me parece muy interesante leer en el segundo punto que el apartar a las personas consideradas diferentes de la sociedad va en detrimento a su salud mental me hace pensar en la situación en la que vivimos actualmente… Una sociedad en la que ya no se dan abrazos ni besos ni apretones de manos… una sociedad que tiende a la desmembración de las comunidades y al alejamiento de los amigos y familiares. Una sociedad que nos conduce a vivir en constante alerta, miedo y desconfianza en la que nos convertimos en policías que señalan con el dedo a aquellos que se cuestionan las normas impuestas por los de arriba…
Aconsejo leer el cuento infantil titulado “El cazo de Lorenzo”. Este cuento ha estado presente en mi mente a lo largo de la lectura del capítulo de Armstrong.
Saludos a todos y todas.
Lo mejor que te puede pasar cuando lees algo; un artículo científico, una novela romántica, el prospecto de una medicina (esto es broma); lo que sea, es que sientas que alguien ha escrito todo eso que te ronda la cabeza y que tú mismo no sabes como expresar. Así que lo primero, muchas gracias, Irene, por compartir esta referencia.
Yo creo que lo que marca el funcionamiento de los niños y de las personas en general, no es tanto sus dificultades en el procesamiento de la información o lo que sea que les caracterice, sino la adaptabilidad del entorno en el que se encuentren. Si el entorno es muy rígido, es como un tamiz con los agujeros muy chiquititos, muy pocos niños van a poder pasar y muchos van a quedar fuera; si es más flexible, pasarán más como “normales”; es decir, sin demasiadas dificultades. Al final, todo viene a parar a lo mismo…
Por otro lado, mi experiencia profesional me ha demostrado que todas las personas con “discapacidades” tienen a su vez sendas supercapacidades, esto es, cosas que hacen muy bien, muchas veces mejor que los sujetos “normales”. Esto me llevó hace unos años a incluir en todos mis informes de fisioterapia (que nunca han sido muy físicos sino más bien funcionales y globales) un apartado de “potencialidades” en el que incluyo todo en lo que esa persona es muy buena y en lo que me voy a apoyar para trabajar o compensar los déficits.
Y por último, la pregunta que me hago cada día, esta vez como madre, es la que has comentado tú, Irene, y si te la hace tú, con todo lo que conoces y has experimentado, ¿cómo no me la voy a hacer yo? ¿Hasta dónde tenemos que trabajar para que el niño se adapte y hasta dónde adaptar el medio para él?
Mil gracias otra vez.
Gracias por este principio de libro que da ganas de investigar más y leerlo entero. No conocía este concepto de neurodiversidad y su acercamiento a la biodiversidad para hacer entender la multiplicidad de las posibilidades en nuestra naturaleza humana. Y cuando empecé a leer el capítulo pensé altiro en Howard Gardner, por la similitud en su Teoría de las inteligencias en el ámbito propiamente de la educación. Es cierto que optar por acoger la diversidad en cada uno, es optar por la unicidad de cada persona, y es una opción que requiere trabajo, escucha, adaptación y no es cómodo. No es elegir una autopista, pero, más bien un sendero desconocido, pero lleno de preciosos momentos. Lo viví durante varios años en la primera escuela inclusiva de Santiago de Chile. Tremendo desafío cotidiano. La propuesta del Dct. Thomas Armstrong parece ser un llamado concreto a acoger lo diferente, como un recurso extraordinario para imaginar nichos ( me encanto este término!)variados, múltiples, amables, respetuosos, desafiantes para todos y todas … Me gusta pensar que somos todos neurodiversos…neurodivergentes y anhelamos una sociedad más inclusiva. Gracias
Sí, Thomas Armstrong ha escrito (al menos) un libro sobre la Teoría de las Inteligencias Múltiples. Lo leí hace unos años y recuerdo que me gustó porque tenía ese estilo muy accesible, fácil de leer que no siempre caracteriza la obra de Gardner.
El término de “nichos” es fundamental en nuestro trabajo y acompañamiento. La cuestión que a mi me atraviesa constantemente y que nunca he conseguido resolver (en particular como madre) es hasta que punto generar nichos adaptados y hasta qué punto pedir un esfuerzo de adaptación al entorno, al otro, a la sociedad. Lo mismo con los potenciales y las dificultades. Es una labor exigente, en la que probablemente tenemos que aceptar que cometemos errores constantemente, pero también por ello es una tarea apasionante.
Veo la misma dificultad. Hasta qué punto pedir el esfuerzo de adaptarse al entorno, al otro siendo respetuoso con la diferencia y sin frenar el desarrollo de las capacidades y potencialidades extraordinarias, que pueda tener un niño o niña…Supongo que es un constante trial and error…
Es precisamente uno de los mayores retos de educadores y acompañantes, que nos hace constantemente ponernos en cuestión.
todos somos neuro diversos, muy lindo texto
Me genera ilusión y esperanza la cita que resaltas “La neurodiversidad puede resultar, en todos los aspectos, tan crucial para la raza humana como la biodiversidad lo es para la vida en general” Harvey Blume.
Creo que uno de los grandes retos que tenemos es saber lograr transmitir y sembrar en las personas ese sentido de pertenencia y el sentirse parte de un todo, en el que cada ser, cada organismo es igual de importante y necesario que el otro, en donde la diversidad sea valorada y amada.
Me fascina la imagen de cerebro como ecosistema y de hilos continuos en los que cada individuo se posa cual pajarillo en un cable eléctrico, sin fronteras, sin círculos cerrados y con esa posibilidad de echar a volar y en la próxima parada posarse un poco más hacia un lado o hacia el otro. Como una imagen más circunstancial y maleable y no como una caracteristicaestanca e inalterable.
Así mismo, creo que la aparición de cerebros cada vez más neurodiversos pueda ser una respuesta adaptativa del ser humano a un mundo cada vez más complejo en el que vamos a necesitar cada vez más mentes divergentes, creativas y con multiples capacidades de atención.
Yo creo que la neurodiversidad siempre ha existido y de hecho pienso que la mayoría de las invenciones y descubrimientos han venido de mano de las personas marcadamente neurodiversas.
¡Uf! Comentaría tantas cosas…Qué cantidad de temas para debate en un solo capítulo y qué forma tan amena de transmitir un mensaje.
Además, hay temas súper familiares para mí como la neuroplasticidad, que tanto he intentado explicar en mi profesión para fomentar el envejecimiento activo. La idea de que podemos influir enormemente en modificar nuestro cerebro ha sido un cambio brutal en la mirada hacia el envejecimiento. En mi caso, he oído citar muchísimas veces el estudio de las 100 monjas que donaron su cerebro a la ciencia y se vio que a pesar de que se observaban signos de Alzheimer en la autopsia cerebral, algunas de esas monjas a penas habían manifestado síntomas de la enfermedad por su vida activa y ordenada. Hay un libro ql respecto. Es un tema bastante actual, al igual que la psicología positiva, que también está dando un giro enorme al cambio de mirada hacia las fortalezas personales que tanto nos cuesta identificar. La obra social La Caixa ofrece talleres para personas mayores que he podido inpartir basados en ello, por ejemplo.
Lo de crear nichos para las personas con las que trabajo actualmente me parece súper estimulante.
Gracias, gracias y gracias por ofrecer materiales tan inspiradores.
Muy interesante María, no conocía la historia de las monjas. Es un gran ejemplo.
Brutal el concepto de ecosistema, ya que nos permite entendernos con nuestras propias peculiaridades y singularidades -y las de los demás- como parte de un entramado común en el que todxs estamos conectadxs. Asimismo, reivindico la diversidad ante “lo igual”, ya que una perspectiva homogeneizada de la realidad no es más que una estrategia de poder y un sistema de opresión que no hace más que realzar la incapacidad de muchas personas por dialogar consigo mismas y con las demás. Obviamente, esta perspectiva viene de la mano de un sistema educativo que aunque ha ido evolucionando, todavía sigue derrochando una gran cantidad de tiempo para diagnosticar, encasillas y burocratizar lo diverso. Mientras que las energías deberíamos invertirlas en escuchar a los demás y acompañar sus necesidades, para así generar espacios diversos y habitables de múltiples formas.
Con todo esto, estoy fascinada con continuar indagando en este tipo de espacios con agencia de acoger múltiples formas de mirar, habitar y vivenciar.
Como bien dice, a día de hoy el conocimiento de la mente es mucho más amplio que en el pasado, y esto, sumado al afán por categorizar y denominar a todo por un nombre, nos está llevando a la generación de muchos nuevos trastornos. Es decir, las características o grupos de características que siempre han estado presentes, las estamos agrupando y tendemos a ponerles un nombre.
Esto es tanto negativo como positivo. Negativo, ya que sesgamos y categorizamos de manera muy rígida dichas características, y positiva, ya que localizamos los puntos en los que debemos prestar más atención y reforzar. Pero como bien dice, cada día aparecen más y más trastornos y aumenta el número de diagnósticos, ya que el conocimiento está aumentando, así como la clasificación de las personas dentro de estos mismos.
Es una pena que inconscientemente nos hayamos acostumbrado a detectar antes las disfunciones que las virtudes, y eso es un aspecto a trabajar, tanto desde el ámbito educativo como desde el ámbito individual. Es muy importante resaltar aquello que te hace distinto y detectarlo como algo positivo, viendo qué es lo que me aporta y proporciona, más que ver cómo me está limitando o impidiendo hacer algo.
En mi caso, creo que a veces se tarda bastante en diagnosticar, precisamente por ese miedo a equivocarse y ese tiempo es muy valioso para poder tratar más específicamente a ese niño. Seguramente cuanto antes se sabe qué neurodiversidad hay, se puede saber mejor cómo y de qué manera ayudar a construir esos nichos positivos, fomentar el aprendizaje en esos niños, incluso saber cómo acompañarles y entender su manera de actuar.
Por supuesto, sin diagnosticar a la ligera, o poner etiquetas, simplemente para saber de dónde se parte y cuáles son las aportaciones positivas que se pueden realizar en cada caso, porque habría muchos aspectos a tener en cuenta.
Yo creo que el problema está en el enfoque. Como se considera las neurodiversidades como trastornos, los diagnósticos pesan después mucho en la vida escolar e incluso en la autoestima de las personas. Por ello en muchos casos se espera para diagnosticar. Estoy totalmente de acuerdo contigo en que se pierde un tiempo extremadamente valioso y yo llevo muy mal este : “vamos a esperar”. “¿Vamos a esperar a qué?” suelo preguntar yo…. “¿A que el/la niñ@ se encuentre ya tan mal que podamos ponerle sin lugar a dudas la etiqueta de “trastorno”?”.
Yo abogo por la intervención temprana y por el cambio de mirada hacia la neurodiversidad. Lo que he vivido como madre me ha convencido de la necesidad de transformación de nuestros ambientes. Mi hijo con dos años y medio, cuando inició su accidentada vida escolar, sufrió un bloqueo en el desarrollo brutal. Revertir su situación implicó un cambio total del ambiente y un trabajo consciente y exigente a lo largo de los años. Sé que si no hubiésemos emprendido ese camino hoy tendría graves problemas. He visto a lo largo de los años a muchos niños que me recordaban a Evan a su edad, que han acabado medicados porque la situación familiar y escolar se ha vuelto insostenible. Mucho de ello podría evitarse si fuésemos capaces de entender las diferentes necesidades de est@s niñ@s y de no poner toda la responsabilidad del cambio en ell@s, los más vulnerables.
Buenísimo. No conocía este libro, lo buscaré para leerlo en su totalidad. Qué cierto es que como sociedad tendemos a apartarnos de aquellos individuos que no se ajustan a la norma. Solo se les vuelve a aceptar cuando destacan mucho en algo que la sociedad considera útil, pero esta misma sociedad tampoco hace el esfuerzo de apoyar u orientar a estas personas para desarrollar sus mejores cualidades o aquellas que les permitan vivir una vida más plena con menos sufrimiento para ellas.
Al mismo tiempo, parece que ahora queremos ver trastornos en todas partes. He leído en varias ocasiones que, especialmente con el TDAH, es alarmante la ligereza con que se diagnostica , de modo que hay voces que señalan que se etiqueta así a niños que no lo padecen pero a quienes no saben cómo clasificar (porque a lo que se sale de la norma le tenemos que poner obligatoriamente una etiqueta, parece ser), con la gravedad de las consecuencias que esto puede ocasionar en la vida de una persona.
Me ha parecido una lectura muy interesante y enriquecedora. Sin duda me quedo con la importancia de destacar todos aquellos aspectos positivos que tenemos las personas, por lo general tendemos siempre a fijarnos en aquellas cosas a las que NO hacemos, realizamos… pero también deberíamos ensalzar todas aquellas cosas que Sí podemos hacer, además en el caso de las personas que nos dedicamos a la educación con más motivo puesto que estoy segura que con ello fortalecemos la autoestima de nuestros alumnos.
No conocía el termino ni el autor y me ha sorprendido gratamente. Tengo una niña de 6 años la cual es muy activa e inquieta y no se adapta bien al sistema. Hemos visitado una neuropediatra y nos dice que le demos tiempo, pero mas necesario veo que haya un cambio de actitud en el profesorado y que sean ellos quienes se adapten a los niños que son diferentes y busquen estrategias para que también puedan desarrollar sus capacidades plenamente. No digo que sea fácil pero mas difícil es quedarse sin hacer nada y que tu trabajo no consiga llegar a esos niños.
Nosotros como padres hemos buscado alternativas, talleres donde ella pueda dar rienda suelta a su imaginación y creatividad, y buscamos espacios donde ella se sienta ella misma y pueda dar rienda suelta a sus virtudes. Creo que inconscientemente dejamos que ella vaya construyendo sus nichos y nosotros le aplanamos en lo posible el camino, aunque no podamos del todo, el sistema educativo debe acoplarse y buscar metodologías adaptadas a los intereses y necesidades de los niños, formarse y no quedarse estancados.
Sí, se trata a menudo de intentar encontrar un equilibrio entre esa construcción de nichos protegidos y el desarrollo de la capacidad de adaptación a otros entornos. Nosotros trabajamos mucho desde la creación de nichos porque por el momento casi todos los espacios son uniformados y desde esa uniformidad es muy difícil responder a la diversidad. Es en estas circunstancias sistémicas en las que es difícil generar entornos respetuosos. Si cambiamos el enfoque, entonces la adaptación a la diversidad se vuelve algo que forma parte de la propia estructura pedagógica.
Me parece muy interesante todas las cuestiones que se tratan en el capítulo que nos has pasado acerca del libro “El poder de la Neurodiversidad”. Te hace pensar y reflexionar sobre las dificultades con las que se encuentran las personas neurodiversas en sus vidas y como puede influir en ellas tanto el ambiente que les rodea como el tiempo en el que les ha tocado vivir.
Lo que destacaría sería la idea de la neuroplasticidad y lo importante que es que siempre se pueda cambiar el cerebro y como en este sentido nosotras como educadoras podemos actuar. También lo influyente que puede ser el ver y maximizar los aspectos positivos de cada persona y sus capacidades, para que éstas alcanzen todo su potencial, en lugar de destacar sus dificultades o discapacidades.
Me ha parecido un capítulo muy interesante, me gustaría resaltar la siguiente cita “La diversidad entre cerebros es tan maravillosamente enriquecedora como la biodiversidad y la diversidad entre culturas y razas ”
Creo que como se indica en el capítulo los docentes tenemos la gran tarea de advertir lo mejor y más positivo de las personas neurodiversas.
Me ha resultado muy interesante el capítulo y me compraré el libro. ¡Qué importante el prestar atención a lo que sí somos capaces de hacer. En muchas ocasiones cuando me hablan de algún niñ@ que, por ejemplo, va a llegar a mi colegio me dicen NO controla esfínteres, NO habla, NO presta atención o NO juega con otr@s…y al preguntar por lo que SÍ hace se sorprenden. esto me ha ocurrido tanto con familias como compañer@s.
En relación a otra parte del capítulo, creo que fundamental el nicho que creamos en el aula. Este tema me resulta muy difícil al intentar dar respuesta a tod@s l@s niñ@s del grupo creando en un mismo nicho varios “subnichos”.
Me parece un libro muy interesante. Voy a buscarlo para leerlo entero. Tiene una visión positiva sobre la diversidad, en lugar de centrarse en las carencias o dificultades de las personas, se centra en las fortalezas y puntos fuertes de los individuos. Me gusta mucho la metáfora del principio con las flores, si partimos de que todos somos diferentes no tenemos que buscar uniformidad o normalidad, no hay que compararnos unos con otros simplemente reforzar las fortalezas individuales de cada uno.
Muchas gracias por compartirnos este primer capítulo. Me ha parecido un libro fascinante, como juega con las metáforas y como de manera dinámica y sencilla te hace reflexionar.
Me ha llamado la atención esta frase “saber que todos estamos conectados con los demás como ecosistema significa que hemos de mostrar una mayor tolerancia hacia aquellos cuyos sistemas neurológicos están organizados de una forma diferente a la nuestra.”. Socialmente siempre se ha tratado diferente a la persona que tenía algún diagnóstico clínico claro y esto, desde mi punto de vista, creo que tiene un gran peso en el futuro desarrollo de ese niño. Somo seres sociables que necesitamos esa aceptación del grupo y por desgracia cuando se observa que alguien es diferente (según lo socialmente establecido), en la mayoría de los casos no se busca valorar esa diferencia. Estamos rodeados de una constante etiqueta social.
Por otro lado, me ha llamado mucho la atención el principio 4, que afirma que toda discapacidad o dotación depende de la sociedad en la que vives. A día de hoy se sigue dando una mayor importancia a las áreas de lengua y matemáticas dejando de lado la música, el arte o la naturaleza que casualmente en estas áreas es donde destacan muchos niños que son considerados discapacitados. Necesitamos cambiar la mirada, pararnos a observar las capacidades que tiene cada persona de forma individual dejando de lado los diagnósticos.
Con este libro podemos seguir con el hilo que llevamos trabajando desde el principio de la formación, actualmente seguimos en un sistema/sociedad en el que el niño se tiene que adaptar y no al revés. Estoy totalmente de acuerdo en que debemos aprender a buscar y a exprimir esas habilidades y capacidades que tenemos cada persona y dejar un poco de lado esa parte negativa.
Sin duda seguiré leyendo este libro. Gracias por acercarnos esta maravilla.
Lucía
Muy interesante el capítulo, intentaré conseguir el libro completo. Es un tema que me viene grande (sí he leído algo pero no lo suficiente) pero me interesa mucho. También opino como Olga, que la diversidad enriquece ;).
A estas alturas de la vida, no sé exactamente que se considera “normal”, lo que sí veo a mi alrededor, es que tendemos a poner etiquetas a todo lo que se salga de la norma, y etiquetar en sí no es lo que más me rechina, lo que no me gusta es que esa etiqueta siempre tiene connotaciones negativas. Yo, que me considero una persona “normal”, para mucha gente no lo soy (y también, tienden a etiquetarme).
Tampoco entiendo por qué intentamos que las personas diagnosticadas como tal tengan que adaptarse a la sociedad en vez de adaptar la sociedad a ellxs.
Me gusta lo diferente, me gusta la diversidad, y creo que tengo mucho que aprender de ello.
En nuestros talleres no hemos hecho diferenciaciones porque realmente no ha hecho falta (por lo menos por ahora).
Gracias
Me pareció muy interesante el capítulo, pero desconociendo completamente sobre neurodiversidad, me quedó la sensación de que está todo muy centrado en el cerebro y en cuestiones físicas. ¿Cómo se vincula esta teoría con los determinantes sociales, económicos, culturales; con los modos en los que el contexto socioeconómico determina también a los individuos?
Me gusta el termino “Neurodiversidad”. Nunca lo había oído antes.
Ultimamente he leído mucho sobre Neuroeducación (Maria Lopez Juez, Francisco Mora, Marta Portero) y es maravilloso cómo cambia todo cuando eres consciente de la neuroplasticidad. En nuestro cole hay niños con espectro autista, asperger… integrados socialmente en la vida social del pueblo. Son adolescentes que participan en la vida de la cuadrilla de amigos-as con autonomía de sus familias. La mirada que se ha tenido hacia ellos, la educación personalizada, el entorno seguro … ha favorecido la aceptación social de la diversidad.
Cuanto más cuentas Josune, más ganas dan de conocer tu pueblo y vuestro proyecto 🙂
Una lectura muy interesante. Creo que la diversidad, en todos sus campos, enriquece.
Cada civilización define sus propias enfermedades y talentos, lo que somos aquí y ahora puede distar mucho entre lo que hubiéramos sido o lo que seremos. Trabajemos entonces por cambiar las definiciones por unas más justas y empáticas con la diferencia.
Lo que más me ha gustado es la opción de una visión más positiva sobre la Neurodiversidad, donde se apueste por desarrollar las capacidades y habilidades de cada individuo.
É importante pensarmos na diversidade de atividades que oferecemos às crianças, dando-lhes oportunidade de se encontrarem e de se desenvolverem ao seu ritmo. Cada criança é protagonista do seu próprio caminho, do seu próprio conhecimento. Cada criança é um ser forte, rico, único, que irá conduzir a sua própria aprendizagem. O educador é apenas um facilitador da aprendizagem que se preocupará em fazer projectos que sejam úteis à criança, trabalhando o seu desenvolvimento intelectual. “O quê”, não se pode sobrepor ao “porquê”. A criatividade vive de perguntas, e o trabalho do educador é alimentar as perguntas, a curiosidade das crianças e orientá-las na acção, na conclusão. Não me esqueço do fascínio que senti quando li o parágrafo: “Pequenos grupos de crianças trabalham simultaneamente e podem ser encontrados por toda a escola, organizadas de modo a facilitar as construções sociais, cognitivas, verbais e simbólicas. As nossas crianças têm muitas escolhas : possuem lugares onde podem estar a sós, em pequeno grupo, em grupo grande, com professores ou sem eles, no atelier, no miniatelier, na grande piazza ou, se o tempo está bom, no jardim fora da escola, que possui muitas estruturas, pequenas e grandes, para brincadeiras.” As cem linguagens da criança, a abordagem de Reggio Emília.
Yo creo en los proyectos donde se realiza la elaboración de diferentes actividades, adaptadas a las necesidades del alumnado. Para prepararlas lo ideal es utilizar diferentes recursos y estrategias que nos permiten crear actividades variadas, competenciales, equitativas y adaptadas a los diferentes estilos y ritmos de aprendizaje de nuestros estudiantes. La taxonomía de Bloom es una de las piezas clave de este punto, pues nos permite preparar diferentes actividades que requieren de niveles de procesamiento de información diferentes. Dejar que el estudiante elija la actividad que prefiere realizar, es la segunda pieza clave. No dar todo estructurado …dejar elegir y tener voz.
¿Utilizas la taxonomía de Bloom habitualmente María? ¿Nos explicarías un poco más como te sirves de ella en las actividades que preparas con algún ejemplo?
Yo también creo en “sistema educativo complejo” como dices, y es en la dirección que intentamos desarrollar nuestro proyecto. A pesar de haber trabajado en estos años con muchas personas neurodiversas, nunca hemos creado grupos diferenciados, porque con nuestro enfoque no lo consideramos necesario, ni deseable. Creemos al contrario que la diversidad enriquece nuestros espacios de aprendizaje. Las diferentes necesidades en los grupos han sido para mi siempre el reto que me motivaba para llevar a cabo este trabajo y la diversidad una fuente de inspiración.
El problema es que se intenta trabajar por la integración en un sistema uniformado en el que como ya mencioné en algún lado se les exige el mayor esfuerzo a los más vulnerables, lo que tienen más dificultades. En ese sentido, yo no estoy en contra de la existencia de escuelas especializadas que puedan responder a las necesidades específicas de determinadas minorías que lo están pasando muy mal dentro del sistema educativo convencional. En una de las charlas que os sugerido en el post sobre dislexia, Karen Griggs habla de su experiencia en Millfield School, una escuela que se había especializado en el tipo de dificultades pero también de potenciales de las personas disléxicas. La mayor parte de sus alumnos, llegaban a esta escuela tras experiencias difíciles en el sistema educativo convencional. Imagina la transformación en la visión sobre sí mismos de estos niños… Las posibilidades para ellos.
Temple Grandin (también incluiré su TED cuando haga un post sobre autismo) también tuvo la suerte de realizar parte de sus estudios en una escuela especializada en autismo. Allí conoció al mentor que probablemente cambió su vida.
Yo lo que creo es que tenemos que responder a las necesidades de l@s niñ@s, con todos los medios que podamos. En todo tipo de escuelas, en casa, con modelos mixtos… Para transformar la educación vamos a necesitar todo tipo de centros y todo tipo de estrategias. Si diversificamos los centros educativos y las modalidades de instrucción tendremos muchas más posibilidades de responder a las necesidades de nuestr@s niñ@s.
Estoy completamente de acuerdo con la necesidad de crear un sistema educativo complejo. Y cambiar del modelo adaptativo a un modelo realmente inclusivo. En mi escuela se habla de inclusión pero lo que realmente significa para los niñ@s neurodivers@s es que se les enseña a adaptarse al ambiente neurotípico que los rodea, en vez de darles el soporte necesario para crear sus propios nichos dentro del aula. Una de las cuestiones sobre las que yo insisto en mi aula cuando learning support teachers y terapeutas vienen a trabajar con niñ@s neurodivers@s es en la necesidad de ver al niñ@ en toda su complejidad, usando los mismos lentes que usamos para cualquier otro niñ@, buscando no solo las áreas donde pueden llegar a necesitar soporte pero también las áreas donde se destacan, y usar lo aprendido para encontrar la manera de adaptar el ambiente al niñ@ y no al revés. Siempre resulta una batalla cuesta arriba.
muy interesante lo leere el libro entero
Es maravilloso, leerè el libro. Como psicoterapeuta que trabaja con tècnicas neurológicas de conexiòn interhemisfèrica, el concepto ecosistema me encanta pq así lo vivimos a la hora de acompañar respetuosamente a la persona en su tratamiento. Tal cual
No me gustò, aunq entiendo el mensaje transversal, lo q propone al final del último principio, escuelas concretas segùn la diversidad o necesidades variables. Realmente creo que cada peque puede justamente necesitar de esos enfoques diversos en diferentes etapas de su vida y estar mezclados con personas de todo tipo. Exige un sistema educativo complejo pero a eso vamos!