Esta mañana, cuando iba a uno de los coles por los que itinero, he encontrado que estaba cerrado por ser fiesta local. Normalmente en esos ratos aprovecho para hacer otras tareas del día a día y “ganar tiempo”, como algunas comprar o recados pendientes. Sin embargo, hoy he decidido curiosear por el pueblo, que no me había parado a conocer hasta ahora. Se trataba de caminar sin buscar nada concreto y sin ir a ninguna parte, solo eligiendo una calle u otra en función de alguna casa vieja que me llamara la atención, algún sonido evocador o simplemente dejando que me llevaran los pies. Si es verdad que se parece a la meditación, la mente te mete prisa pero se puede reconducir. He descubierto rincones que no habría visto nunca ni teniéndoles delante de mis narices. Una experiencia muy enriquecedora a muchos niveles. Muchas gracias por la propuesta.
FORMACIÓN CREATECTURA
Reimaginando nuestros espacios de aprendizaje