Cuando vi está instalación visualmente me encantó, pero la elección de realizarla fue más para observar que uso le daban a la ropa y telas los niños, y si éstas iban a ofrecerles diversas posibilidades de juego o, por el contrario, no.
Me sorprendió que, a pesar de ser lo más llamativo de la instalación las telas colgadas del techo (o al menos desde mi visión como adulto), varios niños optaron por explorar las ropas dispuestas en el suelo. Los que optaron por este tipo de exploración realizaron un juego más tranquilo donde se colocaban las prendas en otras partes del cuerpo (por ejemplo, las corbatas como pulseras o cinturones), las estiraban en el suelo, las arrastraban, … Los niños que optaron por este tipo de juego son los que, por lo general, optan por un juego de construcción donde apilan, alinean, … objetos.
Por el contrario, los niños que optaron por las telas colgadas en el techo realizaron un juego más dinámico, movido e interactivo, ya que buscaban realizar acciones compartidas con otros compañeros: pasaban riéndose una y otra vez bajo las telas centrales; jugaban a cucú-tastas escondiéndose tras las telas; tiraban de las telas hasta tensarlas, jugando a pasar por debajo de ellas o agitarlas con fuerza, …
La actividad se realizó con niños de 2-3 años.