Muy interesante la reflexión y lo que nos explica Momo, no será la primera vez que vea a un niño disfrutar rompiendo un papel de regalo en pequeños trozos, convertirlo en pelota, jugar con los detalles del mismo y olvidar por minutos el regalo en si.
Creo que como adultos tendemos a unir esa percepción de un objeto al uso que damos del mismo, olvidándonos por completo de las mil funciones que podría tener y no sólo la que tendemos a usar. Esta parte para mi es la mas complicada de trabajar.
Qué maravilla de libro es Momo. Ahora que lo traes a mi memoria, me parece que sin duda, si fueras un personaje literario, te paga un montón, jeje.
Pues justo esta semana reivindicaba en un grupo de amigas madres algo que ahora podría llamar el affordance que muestran los niños ante su entorno y de cómo los adultos se lo atrofiamos con nuestras maravillosas explicaciones sobre para qué sirven las cosas. En concreto, el ejemplo que más representa esto ahora mismo en mi mente es el uso de un tobogán. Cada día veo a padres que explican a sus hijos que el tobogán es para tirarse desde arriba y no para subir desde abajo. Y en absoluto, el tobogán es para tirar piedras por su pendiente. En fin, a mí también se me escapará alguna maravillosa explicación de vez en cuando.
Hablar de Disney y de Michael Ende a la vez se me hace raro, pero recuerdo que la escena de La Sirenita que se peina con un tenedor me chiflaba. Me ha encantado el affordance, oye. Gracias.
Muy interesante la reflexión y lo que nos explica Momo, no será la primera vez que vea a un niño disfrutar rompiendo un papel de regalo en pequeños trozos, convertirlo en pelota, jugar con los detalles del mismo y olvidar por minutos el regalo en si.
Creo que como adultos tendemos a unir esa percepción de un objeto al uso que damos del mismo, olvidándonos por completo de las mil funciones que podría tener y no sólo la que tendemos a usar. Esta parte para mi es la mas complicada de trabajar.
Qué maravilla de libro es Momo. Ahora que lo traes a mi memoria, me parece que sin duda, si fueras un personaje literario, te paga un montón, jeje.
Pues justo esta semana reivindicaba en un grupo de amigas madres algo que ahora podría llamar el affordance que muestran los niños ante su entorno y de cómo los adultos se lo atrofiamos con nuestras maravillosas explicaciones sobre para qué sirven las cosas. En concreto, el ejemplo que más representa esto ahora mismo en mi mente es el uso de un tobogán. Cada día veo a padres que explican a sus hijos que el tobogán es para tirarse desde arriba y no para subir desde abajo. Y en absoluto, el tobogán es para tirar piedras por su pendiente. En fin, a mí también se me escapará alguna maravillosa explicación de vez en cuando.
Hablar de Disney y de Michael Ende a la vez se me hace raro, pero recuerdo que la escena de La Sirenita que se peina con un tenedor me chiflaba. Me ha encantado el affordance, oye. Gracias.